Sevilla FC, ¿y ahora qué?

Paco Cepeda
Paco Cepeda
06/12/2023

Estos días convulsos, con los sevillistas más excitados de lo que ya es habitual, dan para hablar con mucha gente y situar el problema de la más que centenaria entidad, desde 1992 SAD. Más allá de los estruendosos ramalazos diarios de actualidad, intentaremos hacer un análisis de la situación para ayudar a la contextualización y avanzar en el terreno de lo posible, no de lo utópico. Den por dogma de fe que el fútbol en general, el Sevilla FC también, es un panal de rica miel en el que se mueve demasiado dinero para ser ajeno a ese trajín desde la gobernanza. Siempre lo fue y siempre lo será. Quien vaya buscando en la posible regeneración sevillista una forma de regresar al pasado, el más grosero o el más romántico, debe saber que no cambian las premisas: los gobernantes le sacan partido al asunto. Y es hasta lógico. Otra cosa es que se venda una cosa y se haga otra.

Las familias sevillistas influyentes, conocedoras mejor que nadie de ese trajín, pusieron pie en pared. Si gobernaba Del Nido Benavente, no paraba de comprar acciones y se destapaban relaciones con agencias de representación, a todos los niveles, que no quedaban nada bonitas. El propio Del Nido Benavente proclamaba que para estar en el Sevilla como deseaba se tenía que "preparar financieramente". Total, que tras la 'jubilación forzosa' de del Nido padre, se trabajó sobre un sistema que devolviera de algún modo a los accionistas de peso ese esfuerzo en mantener y hasta ampliar su cartera de acciones. El presidente o consejero delegado siempre tuvo sus réditos y ahora los que ponían o quitaban presidentes querían lo suyo. Un status quo necesario. Nada romántico, inexplicable para muchos de los sevillistas de pago, pero absolutamente necesario.

No vamos a dar nombres, para qué, pero un capital influyente que decide la presidencia del Sevilla, con seis o siete millones de euros invertidos, no puede tolerar que ese dinero del fútbol sea solo para los que mandan en el día a día. Y por eso se cobra. Lo contrario sería en estos tiempos absurdo. ¿Qué sevillista (qué persona) va a querer tener 'muertos' seis millones, que le pidan abonos más baratos, que le llamen ratero y comisionista irregular, que tenga que ganar copas una tras otra para ser tolerado... por amor al arte? Imposible. Antes, se estuvo muy cerca, en intenciones, de vender el Sevilla de forma conjunta, pero los compradores demostraron ser, por la forma de pago y los plazos, unos tiesos. 

Es el origen del PACTO POR LA PASTA. En el fútbol se está pagando o cobrando. Muchos de los que ahora cobran han pagado, como socios y posteriormente como accionistas que pelearon por algunos paquetes considerados malditos por la afición. En general, Antena 3. Cuando un grupo de personas, algunas pudientes y otras queriendo serlo, exponen tanto de su patrominio, no cabe otra que luchar con un interés económico. En esas están. Si encima en ese tránsito se desencadena una guerra y todos empiezan a comprar para que su paquete no se convierta en calderilla, y ponen lo que no tienen y aparecen inspeccciones de Hacienda por algunas actividades relacionadas con esas compras y ventas... Cada vez la trinchera es más honda.

Nadie en su sano juicio se va a retirar con tanto en juego. Ninguna de las familias. Muchas desean vender, a un buen precio y que el problema deje de ser para los suyos. Pero todo el mundo sabe que el Sevilla tiene un precio muy alto si se vende una mayoría. Nadie, ningún inversor, desea comprar un avíspero empresarial, además con el cliente rebotado.

Lo lógico hubiese sido, naturalmente, otro acuerdo entre Sevillistas de Nervión, la familia Carrión y la Del Nido. Pero ya ven que es imposible. Si se diera ese entendimiento, el paquete de los americanos valdría una cantidad muy próxima al cero, nada, porque no tendrían acceso a lo que de verdad genera ingresos en el fútbol.

Por tanto, en estos momentos, los intervinientes pelean por tener esa mayoría de paz, algunos con la intención de vender y arreglar todo sus problemas anteriormente relatados y otros como una inversión emocional pero rentable. Y no queda otra que atacar el paquete americano, que 777 se canse del problema, que no intuya que detrás de su espera está una fabulosa recompensa en forma de estadio o de traspaso de jugadores de sus equipos al Sevilla, y viceversa, y que por tanto se den cuenta de que su paquete sería papel de confeti si hay un acuerdo entre sevillistas.

En ese punto hay gente interesada en formar parte de la posible solución. Hay empresarios de nivel interesados en formar parte de un Sevilla en paz y con el creciente porcentaje de títulos ahora en poder americano, en otras manos. Depende de qué empresarios pueden lograr eso, el acuerdo podría ser con la actual gobernanza o con Del Nido Benavente. Este último siempre traiciona y rompe si no se hace lo que quiere.

Dentro de Sevillistas de Nervión, para finales de 2024, o de 2027 según otros optimistas, hay capitales interesados en una posible tercera vía, si Del Nido Carrasco no terminase por aglutinar una mayoría suficiente, teniendo en cuenta que él a nivel personal tiene pocas acciones. Lo mismo todos deciden, si la cosa no marcha, que sea uno de esos empresarios de peso quien lidere el nuevo proyecto, cuando toque. Porque una compra por un tercero, un fondo de verdad por derecho, en una ciudad como Sevilla, de poco negocio, es casi imposible.

El gran problema para ese nuevo escenario vuelve a ser Del Nido Benavente. No quiere otra solución que la suya y arrasando a los demás. El panal para él, con abejas, miel y el documental de las dos con la cámara enfocada 24 horas. Y eso lleva a la guerra. El Sevilla del futuro, que lo habrá, seguirá siendo de un grupo de personas que reciban su contraprestación por arriesgar y gobernar. No será un club de fútbol, no hay marcha atrás. El Sevilla no se desangra porque Pepe Castro o Junior cobren 600.000 euros más gastos. Se desangra porque se ha paralizado por esa lucha de poder cada día más absorbente y porque las decisiones están siendo malas en general. Cuesta mucho que la pelotita entre trabajando de forma coral e inmaculada, así que cuando todo es una maraña de gente con miedo, la gesta (ganar la Séptima) es absolutamente colosal.

El Sevilla no es de los sevillistas, es de algunos sevillistas y de otros que no lo son. Entender cómo va este nuevo fútbol es vital para no vivir en la frustración y luego en el conflicto. Hay un año por delante para dejar a un entrenador que entrene, un director deportivo que construya, un área de negocio que aumente ingresos y unos dueños que se pongan de acuerdo seguramente ampliando ese club de poderosos dentro del club. No hay otra. 


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