All you need is rock
Javier Santos 20/02/2020 |
El Sevilla quiere, pero no puede. ¿O sí puede? Otra pregunta más que los dos últimos partidos lanzan al aire. Está tan frágil su estado de ánimo, su confianza, y tan poca su fe en ir a por el rival asumiendo ciertos riesgos, sobre todo cuando el enemigo es peor que él, que ahora mismo el Sevilla es un equipo atenazado, maniatado por sus propios miedos y en muchos tramos de los encuentros colocado en las manos del destino, cuando no del rival, en vez de manejarlo él. Buscaba Julen Lopetegui en Rumanía reconducir la situación buscando al Sevilla de finales de 2019, pero hay que buscar al Sevilla de 2020, que todavía no se ha presentado. El fútbol le volvió a mostrar que en este tramo de la temporada el guion ya exige algo más.
No fue el peor Sevilla de esta crisis, ni de lejos. Por mucho que el bache que arrastra condicione la mayoría de los análisis populares. Defendió bien, bastante bien. Atacó mal, bastante mal. Hasta el 73'. Paremos aquí. Perdiendo 1-0, Lopetegui quita a un defensa (al alicaído Jesús Navas) y mete a un delantero centro, recolocando a Gudelj de central. Una especie de 1-4-4-2 en busca del empate, pues el 1-0 era tragedia gorda. De repente, el Sevilla empieza a combinar con más sentido, a llegar por las dos bandas, una de ellas con el infrautilizado Koundé, pese a su error en el 1-0. Y con la entrada de Rony Lopes tuvo hasta imaginación entre líneas, la cual brilla por su ausencia en los ataques sevillistas. Sólo Suso la tiene, los demás telegrafían anticipadamente qué van a hacer con la pelota y así es prácticamente imposible sorprender a nadie, toda vez que los regates y los centros buenos están fuera del alcance.
Es más, fíjense en el gol del empate. Un disparo desde la frontal que rebota en un defensa y la caza De Jong. Con su lógica poca rapidez de movimientos al holandés se le echó encima el portero pronto, pero tenía a un amigo a su izquierda, otro delantero centro, En-Nesyri. ¿Qué pasó? Asistencia y gol. Retrocedamos de nuevo al minuto 72 e imaginemos ese rebote en el área del Cluj, pero con Gudelj junto a Fernando esperando una posible contra del rival, En-Nesyri en el banquillo y De Jong sin nadie a quien asistir y con poquísimas probabilidades de regatear al guardameta (o picarla) para marcar. Quizás el punto de inflexión que necesita el Sevilla para salir del agujero, como todo equipo en crisis, no llegó en el 83', cuando empató, sino diez minutos antes, cuando Lopetegui dio rienda suelta al Sevilla, tanto en los laterales como arriba. Dejó de bailar un vals para poner rock and roll. Ahora falta darle un poco más de volumen, porque el rock and roll se escucha en alto. En sus manos está.