El grave defecto de los goles en los últimos minutos

José Antonio Jiménez 09/12/2018

Todavía se lamentan en el Sevilla FC por el tanto encajado en Mestalla cuando todo hacía indicar que los puntos en juego viajarían para la capital hispalense. Un gol que impedía la victoria de los de Pablo Machín y que engordaba un poco más esa estadística que no habla demasiado bien de los profesionales blancos cada vez que pisan un campo grande de nuestro fútbol. Curiosamente, lo sucedido este sábado a orillas del Turia no es algo nuevo. No es la primera vez que esta campaña recibe un gol el Sevilla FC en el final de un partido. En Liga, los encajados ante el Rayo Vallecano (minuto 84’), el Levante (89’), el Eibar (93’), el Celta de Vigo (85’) y el Huesca (92’) no generaron efectos negativos. Cinco tantos que no impidieron el triunfo de los de Machín a la conclusión de los 90 minutos reglamentarios. Distinto valor tiene el recibido ante el FC Barcelona en el minuto 88, cuando la derrota en el Camp Nou era ya una realidad. Lo anterior también ha sucedido en la Europa League. Concretamente, ante el Krasnodar en tierras rusas. Cuando el reparto de puntos parecía inevitable, los locales anotaban el definitivo 2-1 en el minuto 88. Un gol que hasta este jueves no sabremos qué efectos secundarios generará.

Si muchas veces el Sevilla FC ha hecho los deberes sobre la bocina, esta campaña se está acostumbrando a encajar tantos sobre la bocina. Goles con o sin efectos, se verá. Dos de ellos, el europeo ante el Krasnodar y los dos puntos que se escaparon en Valencia, de consecuencias relevantes. Sin duda, un mal que un equipo con miras tan alta tiene que corregir para que no se vayan puntos que luego se echan de menos.