La segunda parte del Girona-Sevilla, un partido agradable para el espectador neutral hasta que los locales se rindieron, escenificó lo que se temían todos cuantos tengan un conocimiento epidérmico del fútbol: como no le gana a nadie, la confianza iba a ir disminuyendo hasta desaparecer y, con ella, las virtudes que tiene el equipo de Xavi García Pimienta, de nuevo contempladas en el largo tramo hasta el 0-1. Al filo del descanso, llegó el regalo defensivo de rigor (no es mala suerte: campa gente muy sospechosa por ahí) y ese primer soplido en contra se convirtió en un vendaval. Dos de doce. ¿Peligro de descenso? Si se pone a un par de hombretones en toda la extensión del término frente a la situación de emergencia, no. Como se insista en este ‘money-ball’ bufo…

La frase “Dios (o el diablo) está en los detalles” tiene muchos padres, como cualquier fórmula de éxito. ¿En cuántos bares de España se atribuyen la autoría original del tinto de verano? ¿Quién no ha contado alguna vez, convencidísimo, que fue su propio grupo de amigos el que inventó el botellón? Pues eso, desde Flaunbert a Mies van der Rohe pasando por Nietzsche o Chesterton detectaron, al parecer, la presencia divina o demoníaca en las pequeñas cosas… como ese brazalete de capitán lucido en el Sánchez-Pizjuán por Marcao, uno de los epítomes de la actual ruina del Sevilla. De Jesús Navas, Rakitic, Fernando y Sergio Ramos hemos pasado, en menos de uno año, a esto. ¡Valiente regeneración!

Podría haber sido peor, se lo podrían haber dado al debutante Valentín Barco en dolorosa ejemplificación que el Sevilla de estos negros días se encomienda a quien, literalmente, pasa por la puerta. “Hola, chaval, encantado. Ahí tienes una camiseta de titular y una cinta para que te la enganches al brazo. Cuando pite el árbitro antes del partido, le das este banderín al otro capitán”. No llegó a tanto, pero a los cuatro minutos se pidió un libre directo y le permitieron estrellarlo contra la barrera. Si este proceso acelerado de despersonalización no termina en tragedia, habrá que ir encargando el mármol para la estatua de Xavi García Pimienta. Porque, en verdad, debe ser una tarea muy complicada juntar a once saldos apañados aquí y allá para conformar con ellos un equipo de fútbol que compita. Vistoso en ataque, el lateral zurdo regaló el 0-1 en un despiste cósmico. Una ‘pedrosada’ en toda regla.

La reacción fuel fulgurante y prometedora. ¿Tiene carácter este equipo? Lo pareció en los minutillos que quedaban hasta el descanso, cuando Barco asistió nada más sacarse de centro a Ejuke, a quien le anularon el empate por un fuera de juego milimétrico, e insistió Lukebakio con un magnífico tiro cruzado que encontró no menos estupenda respuesta en la para de Gazzaniga. Empezó la segunda parte y… ¿tiene carácter este equipo? No. Tiene carácter Michel, que quiso echar sal en la herida sevillista con algunos cambios ofensivos a pesar de ir por delante en el marcador e hizo debutar a Danjuma y Asprilla, aunque la primera oportunidad clara del segundo tiempo la tuvo Abel Ruiz, cuyo cabezazo desde el punto de penalti detuvo con el puño Nyland. Una falta lateral peinada por David López preludió el segundo gol visitante, ya que la prolongación del central cayó a pies de Francés, cuyo disparo fue cortado por la mano de Isaac y el árbitro, previa consulta en el vídeo, decretó el penalti con el que el propio Abel Ruiz cerró el marcador.

Fue una malajada la jugada del penalti, en efecto, pero no conviene hacerse trampas en el solitario: el Sevilla que volvió del vestuario era ya un equipo derrotado, que atacaba sin orden ni convicción -excepto cuando encaraba Ejuke- y cuyos futbolistas tenían pintada la desgracia en la cara. Se fueron acumulando uno tras otro los nombres desoladores en el césped (Peque, Idumbo…) sin que ni el más optimista esperase el milagro de salvar un punto.

Sevilla FC (0): Nyland; Carmona (Idumbo, minuto 82), Badé, Marcao, Barco; Agoumé (Sow, minuto 82), Sambi, Juanlu (Peque, minuto 65); Lukébakio (Jesús Navas, minuto 65), Ejuke e Isaac Romero.

Girona CF (2): Gazzaniga; Francés (Arnau, minuto 88), David López, Blind, Miguel Gutiérrez; Oriol Romeu, Yangel Herrera (Danjuma, minuto 46), Iván Martín (Asprilla, minuto 58); Tsygankov (Solís, minuto 46), Bryan Gil (Portu, minuto 88) y Abel Ruiz.

Goles: 0-1, minuto 41: Iván Martín. 0-2, minuto 72: Abel Ruiz de penalti, minuto 72.

Árbitro: Sánchez Martínez, murciano. Amarillas para Sambi, Asprilla, Badé, Francés e Isaac Romero.