No hagan caso a los prudentes, porque sí se pueden sacar conclusiones el 16 de agosto. Por ejemplo, la defensa del Sevilla es una porquería doble: como concepto, esa ruleta rusa permanente, y en lo que a recursos humanos se refiere, al menos en las personas de Gudelj, Nianzou y Pedrosa, tres de los titulares en el estadio Gran Canaria. Allí se adelantó en dos ocasiones el equipo de Xavi García Pimienta y en ambas empató Las Palmas gracias a la dadivosidad de la zaga visitante. Baste decir que el 2-2 llevó la firma del exsevillista Sandro, un delantero (¿?) que grita gol con la frecuencia con la se reúne el cónclave a elegir Papa, más o menos.

El primer punto del Sevilla en la temporada 24/25 dejó también algún destello brillante, como las jugadas de Lukebakio al principio y la acción fenomenalmente trenzada desde el portero que concluyó con el gol de Juanlu, el 1-2, mediada la segunda parte y cuando peor lo pasaban los colorados. A ese deseo de jugar al fútbol según los cánones del toque y el talento de algunos de los comparecientes conviene agarrarse para no darse chocazos contra la pared preguntándose cómo demonios se quedaron dos puntos en el campo de un rival aún más débil que los sevillistas en defensa.

Le deben mucho los grancanarios a Cillessen, el veterano guardameta neerlandés, que detuvo dos remates de francos Sow en los últimos minutos, cuando sus compañeros daban por bueno el empate y los visitantes acamparon cerca de su área. Fue demasiado inocente el suizo en el primer disparo, prácticamente un penalti, y no tuvo suerte en el segundo, un botepronto meritorio que fue al muñeco, pero es justo reseñar que el Sevilla, sin fuerzas y asustado por su propia fragilidad defensiva, tuvo intenciones ofensivas hasta los tres pitidos postreros del árbitro.

También genera expectación la cintura que mostró García Pimienta en el primer partido oficial al frente del Sevilla, en el que no dudó en menear a su esquema y a sus hombres, con hallazgos tan interesantes como el papel de Juanlu de interior llegador o los minutos que le dio a Jesús Navas casi de extremo, por delante de Carmona, para explotar las bondades de los centros del palaciego ante rivales fatigados o pendientes solo de defender. La suma del par de centrocampistas de baja en esta jornada inaugural y la aportación de un delantero percutor que libere a Isaac de alguna tarea de briega puede terminar dando algún fruto apetitoso.

En el debe del técnico barcelonés, el manicomio que es una defensa obligada a lidiar con situaciones tan al límite, que incluso derritió el hielo interior de Nyland, de suyo fiable con los pies y un auténtico flan en el estadio Gran Canaria. De puro milagro no marcó Las Palmas gracias a alguna de las salidas de balón temerarios del Sevilla, por no hablar de la facilidad con la que una manifestación de hombres ataviados de amarillo se plantaba al borde del área con el balón controlado. Con el mencionado Sandro y el voluntarioso ariete escocés que le dio la noche a Nianzou, todavía te salvas. En cuanto enfrente haya delanteros de colmillo…