
Sí, gol de Rafa Mir
![]() Javier González-Cotta 12/04/2025 |
Dicen en Valencia que su airada afición –no le faltan razones– se ha olvidado ahora hasta de Peter Lim, el odiado dueño del club. La lucha contra el insensible potentado de Singapur se toma un descanso. Carlos Corberán, actual entrenador por aquellos pagos, ha dado aire al Valencia y se habla, entre el sueño gratuito y la chamba, de alcanzar el octavo puesto para poder jugar la Conference.
No duda uno de la sapiencia técnica de Corberán. Pero de su prolijo análisis sobre el Sevilla uno extrae la conclusión de que los entrenadores, como los políticos, nos toman el pelo con toda seriedad y prosopopeya. Por eso resulta aún más hiriente el escarnio. Dice Corberán que el Sevilla es "un equipo completo en todo". Y añade (agárrense, por favor): "Es un equipo que quiere presionar y es agresivo, con jugadores con mucha capacidad de acumularse en pocos metros, con capacidad de duelo y de recuperar balones. Además de atacar rápido en transiciones, elabora desde atrás y con buen uso del balón parado". ¿Hablaba en español o en esperanto? Ni con ayuda del viejo diccionario de María Moliner consigue uno descifrar qué ha querido decir o a qué equipo se estaba refiriendo el esclarecido Corberán. Conclusión: el fútbol es otra estafa.
El tráfico de estupefacientes entre entrenadores, con sus alucinógenos efectos, nos lleva al propio García Pimienta. Dice Pimienta que "el vestuario está muy fuerte y que está convencido de hacer un final de temporada muy bueno". Es más, él mismo afirma estar también "convencidísimo de que vamos a tener un fin de temporada muy bueno". Preferimos al zafio Donald Trump: él miente con descaro porque sabemos que miente.
La silla eléctrica para el banquillo de Nervión ya viene de camino por cortesía de Amazon. De echar a García Pimienta vendría a buen seguro Joaquín Caparrós. En estos días de autos, de las perchas en los hogares cuelgan dos atuendos bien planchados: las túnicas de Semana Santa y la impedimenta de entrenador de Caparrós. En este infame Sevilla, hablar de futuro produce grima y desolación. Pero aún así hay quien apunta a que Bordalás podría ser el próximo entrenador cara a la temporada venidera. O sea, que por lontananza apuntaría un Sevilla agrio, corajudo, feo y combativo.
No creo que haya ahora un solo sevillista al que le importe conocer qué entrenador habrá para la próxima temporada y si el estilo de juego que se vislumbra va a ser canchero o deleitoso. Sin cambio de consejo de administración no habrá esperanza, salga o no salga la Macarena el Viernes Santo. El Sevilla FC seguirá siendo Detroit, la ciudad del automóvil otrora rica y desarrollada y hoy por hoy arruinada, triste y contrita.