

Nostalgia de la "bronca monumental"
![]() Javier González-Cotta 07/04/2025 |
El fútbol también son sus broncas. Y no hay bronca que valga si no es monumental. Lo aprendió uno con las retransmisiones del maestro Araujo, cuando solía repetir aquello de "la bronca es monumental", estuviera radiando los partidos del Sevilla o del Betis desde El Sadar, el Rico Pérez o la Nova Creu Alta en Sabadell. La "bronca monumental" arreciaba –y la escuchábamos de fondo– cuando el graderío local la emprendía contra la dirigencia de su club tras una cadena de derrotas ignominiosas fruto de una pésima gestión. Nostalgia del mundo de ayer.
En Nervión se vivió ayer una "bronca monumental" a la vieja usanza. Casi se convierte en bronca faraónica. De haberse detenido el partido contra el Atlético de Madrid ante la granizada de bolas amarillas arrojadas al césped con el consabido lema ("Junior vete ya"), la imagen del árbitro suspendiendo el encuentro habría dado la vuelta al mundo. Habría sido como uno de esos episodios tumultuarios que a menudo nos llegan desde Turquía o Argentina o desde algún que otro enclave balcánico. Y qué decir del conato de linchamiento de ese sujeto conocido como el 'psicólogo bético' o 'coach' emocional de Del Nido Carrasco.
La bronca agria, honda y 'a capela' de todo el coliseo de Nervión contra la siniestra trinidad (Junior, Castro, Orta) recuerda, en efecto, a alguna que otra trifulca producida por hinchas encolerizados contra sus dirigentes. En 2011, el humillante descenso de categoría de River Plate provocó un serio episodio tumultuario en el corazón de Argentina. La barra brava 'Los Borrachos del Tablón' destrozaron el estadio Monumental y entraron como corresponde, a las bravas, en las oficinas del club. Hace no mucho, los ultras del Olympique de Marsella amenazaron de muerte a su presidente, el asturiano Pablo Longoria, y consiguieron que Marcelino dimitiera como entrenador (amedrentar es negociar en el argot del mundo ultra). En su día los Teddy Boys 95, los ultras del Legia Varsovia (los más peligrosos de Europa según el Olimpo de los fanáticos) provocaron un insólito cisma en la dirigencia del histórico club polaco. Su máximo accionista, Dariusz Mioduski, pidió su expulsión del estadio, algo que el presidente, Boguslaw Lesnodorski, se opuso al decir que sus traviesos chicos eran, en el fondo, el alma y el corazón del equipo tanto en la miel de la gloria como en la adversidad.
En marzo pasado, los aficionados del Manchester United, ataviados con camisetas negras y luciendo señuelos verdes y amarillos (los colores originarios del club), volvieron a marchar en manifestación contra los multimillonarios hermanos Glazer, el capital norteamericano que es dueño del club. El histórico United ocupa ahora el puesto 13 de la Premier. Los aficionados hace tiempo que están hartos de los siameses americanos y de Sir Jim Ratcliffe, su representante en el club. Comparan la situación actual de la entidad con la de 1958, cuando el desastre aéreo de Munich.
Los cánticos y los lemas en las protestas de los 'red devils' tienen aquí su reproducción a escala en un habitual de la bronca en el fútbol español: el Valencia CF. Creo que hasta el más profano en materia balompédica conoce o al menos le suena el famoso "Lim Go Home", en alusión a Peter Lim, el propietario del club que un maldito día recaló en Mestalla desde Singapur. De un tiempo a esta parte, el Sevilla FC le disputa al Valencia el trono del club de la bronca. Eso sí, de junta en junta extraordinaria, también es el primero en el club de la comedia. Más que monologuistas, Del Nido Junior y Del Nido Senior son sus dos principales guiñoles. Hay "bronca monumental" para rato.