

Saúl, la gran decepción
![]() Gerardo de Pablo 04/03/2025 |
El mercado de verano de la presente campaña se presentaba para Víctor Orta como una oportunidad para relanzar al Sevilla. Se invirtió en jugadores como Peque (4 millones), que venía de ser la revelación de la Liga Hypermotion, o Agoumé, por quien se abonaron otros 4 por el 50% de sus derechos. A partir de ahí, todas las incorporaciones fueron cesiones o jugadores libres. Entre ellos destaca la figura de Saúl Ñíguez, un futbolista de calidad excepcional, pero con el que Simeone no contaba.
Las expectativas con Saúl han sido altas, quizás por aferrarse a cualquier resquicio para ilusionarse. Sin embargo, tras 16 partidos jugados (14 en LaLiga y 2 en la Copa del Rey), dicha sensación se ha ido desvaneciendo, y todo tiene que ver con su rendimiento. Acumula un gol y cinco asistencias, pero su impacto negativo va más allá de las cifras. Desde el primer minuto se le otorgó el brazalete de capitán, algo inusual para un jugador recién incorporado al plantel. Con ello, se dejaba claro que la experiencia es un grado en un vestuario que, tras la retirada de Jesús Navas, carece de referentes que representen la identidad del Sevilla.
Tras dos meses de lesión, el paso de Saúl por el equipo está siendo indiferente. No termina de encontrar su rol en el campo. Promedia un 9,7% de balones perdidos por encuentro y solo gana el 45% de los duelos. Durante su lesión se perdió 11 partidos, además de perderse otros dos por sanción y uno por acumulación de tarjetas. Por su experiencia y calidad, se esperaba de él un rendimiento mucho más favorable que el demostrado hasta ahora.
Con Saúl en el campo, el Sevilla ha ganado tres partidos, ha empatado siete y ha perdido cuatro. Son datos que reflejan su influencia en el juego del equipo. Con doce encuentros por delante, el centrocampista aún tiene tiempo para asumir un rol protagonista y demostrar su valía. Se acerca un tramo crucial de la temporada, clave para definir el rumbo del Sevilla en la próxima campaña. Para García Pimienta se trata de un indiscutible. Lo pone y no lo quita. Suele terminar los partidos pese a que se ve que le vendría bien el cambio. El técnico no se fía de los recambios y sigue confiando en un fichaje que hasta el momento es la gran decepción.