Muerte entre bostezos

Antonio Félix 26/02/2025

Paradójicamente, es esta temporada tan anodina, tan absurda del Sevilla, donde se dirime la decisión que marcará como ninguna otra el resto de su vida. Es entre estos bostezos y estas calamidades, bajo tanto despropósito y entre tanta sombra, donde se ultima la venta del club de Nervión. La gente está dormida. Y debería estar temblando.

Porque, en cuanto a envergadura empresarial, en cuanto a agudeza negociadora, en esta ciudad no se pasa ni de primera ronda de Conference. Recuerden los disparates de los vecinos en la venta del baloncesto: primero a un yanqui trincón que les convenció paseando a un viejo NBA por los Alcázares, luego a un mexicano lenguaraz ahora en paradero desconocido con órdenes de detención aquí y allá. Claro que no hace falta mirar enfrente para echarse las manos a la cabeza. Buena parte de los indecentes problemas del Sevilla deriva de aquella patética venta, que quedó a medias, al oscuro grupo americano hoy declarado en quiebra total y piramidal.

Ir de la mano, precisamente, de la empresa acreedora que se ha quedado con los activos de 777 Partners otorga algo de confianza en el enjuague. Probablemente serán ellos los que marquen el paso. Porque si hubierámos de fiarnos de los muy, muy, muy sevillistas copropietarios de la entidad, bien podrían darse por tomados. Empezando por el ahora cabeza de la oposición, más loquito de un tiempo a esta parte que de costumbre ante la posibilidad, vaya usted a saber, de quedarse fuera del negocio.

Si el sevillismo imperara de corazón, la negociación se haría con cartas hacia arriba, integrando a todas las partes de este emocional club, los que van a trincar y los que no, aunando voluntades e intentando, dentro del lógico interés de los propietarios por sacar la máxima tajada, minimizar los riesgos que este tipo de ventas generan y que tan frescos tenemos en nuestro país: Málaga, Valencia, Córdoba, Almería, Valladolid… Todos sabemos que eso no ocurrirá. Y cualquier día, tan soporífero, infame y banal como éstos, despertarán de la siesta con el Sevilla incluido en ese selecto y desgraciado club. Que les coja confesados.