Cómo no ser apocalíptico

Antonio Félix 13/02/2025

Hasta el momento, si algo había caracterizado a Xavier García Pimienta en su andadura por el Sevilla había sido su estricta, portentosa e insuperable sumisión. No parecía haber rueda de molino con la que el entrenador no estuviera dispuesto a comulgar. No sé, recuerden, Marcao era Beckenbauer, Nianzou el Coloso de Rodas, Sambi y Agoumé, temibles panteras, Saúl vivía en la eterna primavera, Isaac se hartaría de marcar goles el resto de la temporada y así podríamos seguir hasta la extenuación de lo surreal. Es comprensible, pues, el terremoto causado por el entrenador al atreverse a sacar un poquito el pie del tiesto, ya ven, pidiendo que no vendieran a un futbolista muy secundario en su trazado, como Juanlu. A Pimienta, claro está, no lo eligieron por su trayectoria (tan exigua) ni por su ideario (tan futil). A Pimienta lo eligieron por su docilidad. Y ahora resulta que pincha.

Que el entrenador, consciente de las bondades que le suponía esa mansedumbre (no olviden que hace dos tardes le extendieron su contrato a pesar de seguir en las catacumbas de la Liga), haya decidido rebelarse da una idea exacta de lo jodida que ve la situación. Cerrada la última oportunidad para corregir las tremebundas carencias que arrastra una plantilla de chiste, Pimienta, sencillamente, ha optado por algo tan profundamente ibérico como largarle la culpa al otro. Y a la vista de los cánticos que inundaron el Sánchez Pizjuán el pasado domingo, con cierto éxito.

El pim pam pum entre el técnico y el correveidile del director deportivo Orta incide en la completa destrucción de lo que, en otro tiempo, fue el gran Sevilla. Un club de perfectos contrapesos que mitigaban los errores al punto de hacerlos casi imperceptibles. Justo lo contrario de lo que ocurre hoy, en este Sevilla de un entrenador absurdo, un director deportivo ridículo, una directiva impotente y una oposición repulsiva. Nada, por supuesto, que no salvaran cuatro o cinco buenos peloteros que, desgraciadamente, no han conseguido aflorar de todo este desastre. Acertar de casualidad no suele ser la táctica más recomendable.

Así las cosas, al Sevilla sólo le queda confiar en que haya otros tres un poco peores para salvar esta calamidad de temporada y abrir un nuevo capítulo en su viaje a ninguna parte. Pero hasta eso se va viendo difícil. Leo las opciones de las que ha de tirar Pimienta para el crucial combate con el colista Valladolid: "Para cubrir la baja de Badé (…) no quedaría más remedio que tirar de Marcao. La entrada en el centro del campo de Agoumé por Gudelj se da segura, abriéndose un cásting para sustituir a Saúl, con Juanlu y Peque como alternativas". He ahí los recursos. Nadie quiere ser apocalíptico, pero en ocasiones lo ponen tan difícil.