1-1: La temporada del ‘no’

Lucas Haurie 25/01/2025

Se preguntarán en las largas semanas que transcurren entre las jornadas de la Liga, eternas para los mediocres que no juegan en Europa y/o dimitieron de la Copa, si este Sevilla FC está para algo. Bueno o malo, tanto da, la respuesta es no. Cuando tropiece y ganen los de la cola, algún alarmista dará la turra con los cencerros del descenso; y cuando, como hizo en Girona, sorprenda con un buen resultado tras partido potable, algún soñador se atreverá con las cuentas de la vieja. Si le ganamos al Espanyol… pues no le ganó al Espanyol, un solo punto en nueve desplazamientos antes de venir a Nervión, el equipo de Xavi García Pimienta a pesar de que, sin ser un dechado de virtudes, debería haberle ganado. Pero ojo que, como contra el Valencia, también pudo haber perdido.

A los 25 minutos, apenas si se había jugado un cuarto de hora pero ya habían pasado un montón de cosas y ninguna presagiaba nada bueno para el Sevilla. La anécdota fue que el linier se lesionó nada más empezar y hubo un parón de más de tres minutos para suplirlo, igual que poco después se echó al suelo Oliván, el lateral zurdo del Espanyol, sustituido por Romero. Lo nuclear era más preocupante, tres jugadas de gol resueltas todas por infortunio contra los intereses locales. Una pérdida absurda de Saúl, que coronó la acción con una falta más absurda todavía, permitió a Kumbulla marcar después de una jugada de flipper: despeje de Badé, rebote en Gudelj y le queda la pelota franca al albanés para fusilar el 0-1.

La desventaja, con todo el partido por delante, se tomó como un accidente que habría tenido poca consecuencia si no se hubieran sucedido enseguida otros dos cortes de mangas de la suerte, que se interpuso en forma de palo cuando se cantaba el empate. Primero, con un tirazo de Lukebakio que Joan García desvió con la yema de los dedos hacia el travesaño; después, un testarazo a placer de Badé en un córner que rebotó en la base del poste. ¿Era uno, otro, de esos días aciagos? Al descanso, hasta cuando cada equipo sumó una ocasión -Juanlu resolvió una melé con un tiro fuera y Carmona le regaló a Jofre una incursión que detuvo Nyland-, mucho se temían que sí.

Porque, lamentos madereros aparte, el fútbol del Sevilla careció de continuidad por lento y previsible. Saúl y Lokonga -algo mejor Sow- eran una calamidad al mismo nivel que Carmona de improvisado lateral izquierdo pero no tan desastrosos como Peque como falso 9. Lo del menudo jugador catalán es una estafa, una sinrazón, una broma pesada. Su presencia provoca la risa en los defensores rivales y la desesperación en los propios. Así que con Vargas perdido en una lucha contra el mundo, toda la producción local se reducía a los chispazos de Lukebakio. García Pimienta es renuente a los cambios tempraneros y ni el resultado adverso ni la evidencia de lo que se veía en el campo lo llevaron a variar sus costumbres.

El aliento del intermedio duró hasta que el entrenador local se decidió a mover el banquillo, un cuarto de hora en el que Joan García le hizo a Lukebakio el segundo de sus tres paradones, a Badé le anuló el VAR en todo su rigor el gol del empate y empató enseguida el central francés con un tiro desde 25 metros, con el interior pero muy ajustado al poste, que evidencia el momento de confianza pletórica que atraviesa. Con media hora por delante y Ejuke ya en el campo (se fue Peque y Vargas se colocó en punta), se las prometía felices la concurrencia, sobre todo cuando Lukebakio ensayó su tercer tiro a puerta de la noche, que repelió el portero visitante en meritoria estirada. ¡A la carga! Se avecinaba un asedio. Pues no.

Alguna pelota tonta pudo terminar en la portería del Espanyol, claro que sí, especialmente un cabezazo de Saúl tras buen centro de Vargas -se marchó lesionado el suizo-, pero lo cierto es que los minutos se desgranaron un poco tristemente, con la gente desesperada por ver cómo era ese Antonetti, exótico boricua de Murcia, al que García Pimienta colocó en el escalafón por delante del fugaz García Pascual mientras Akor Adams, que los sentará a los dos, presenciaba el partido desde la grada. No la tocó el portorriqueño, o sí, porque el tiro más peligroso del tramo final, de Saúl desde el borde del área, lo interrumpió con sus posaderas cuando iba camino de la portería. Qué tostón de temporada amigos, qué ganas de que termine; y qué pesadez de club, enredado en un bucle eterno de mediocridad, guerracivilismo, cosas raras y otras malas yerbas.

FICHA TÉCNICA: 

Sevilla FC (1): Nyland, Juanlu (Antonetti, minuto 78), Badé, Gudelj, Carmona, Sambi, Sow, Saúl, Lukebakio, Vargas (Agoumé, minuto 83) y Peque (Ejuke, minuto 62).

RCD Espanyol (1): Joan García, El Hilali, Kumbulla, Cabrera, Olivan (Carlos Romero, minuto 18), Kral, Pol Lozano (Expósito, minuto 65), Tejero (Calero, minuto 72), Jofre (Urko, minuto 65), Roberto (Véliz, minuto 72) y Puado.

Goles: 0-1, minuto 14: Kumbulla. 1-1, minuto 61: Badé.

Árbitro: Cordero Vega, cántabro. Amarillas para Roberto, Pol Lozano, Juanlu y Expósito.