Teoría filosófica de la botella
Javier González-Cotta 29/11/2024 |
Ver la botella medio vacía o medio llena. Pónganse en modo contemplativo, en plan eremita de andar por casa, hasta con paño y hábito de Decathlon. Así se irán irremisiblemente las horas más largas, hasta que llegue, por fin, la más tardona hora del lunes a las nueve de la noche, con el solitario y tristón partido de fin de jornada contra el Club Atlético Salud (tradúzcase como CA Osasuna). Hasta entonces, el ver la botella en perspectiva filosófica es lo que le queda al sevillista huérfano de partido en este fin de semana. El Sevilla FC se sitúa ahora en la tabla en lo que antes se conocía como zona templada, pero que ahora, con la psicología de cuñados que nos rodea, se conoce por el nombre técnico de “zona de confort”. Si a usted no le ha aconsejado la amiga o el conocido de turno que ha de salir de su “zona de confort”, entonces habrá de pensar seriamente si tiene amigos.
El equipo de García Pimienta se sitúa en el puesto 12º de LaLiga. La botella medio vacía nos habla de una posición ramplona, como isotérmica, donde asoma, por abajo, la antepuerta al descenso, que está a seis puntos y cuyo lugar lo ocupa la UD Las Palmas (el exequipo de García Pimienta que hasta hace nada no ganaba nunca). La botella medio llena permite esbozar una sonrisa, pero en cualquier caso de muy poco fiar. Las posiciones europeas, en tierras de la Conference, están a sólo cuatro puntos, justo donde ahora mismo, casualmente, moran los pamploneses que nos visitan el triste lunes (no decir nunca pamplonicas, que es cosa de la marca de chorizo). Y no muy lejos se columbra aquello que antaño se decía en Nervión acerca del campamento base: los puestos Champions (donde el Villarreal y sus 25 puntos, siete por arriba del Sevilla). En clave cainita (sé lo que están pensando), el vecino verdiblanco anda a sólo dos puntos y, se quiera o no, oler la debilidad y el infortunio del prójimo siempre estimula para escándalo del buen cristiano. Ni en Heliópolis ni en Nervión se predica con el ejemplo en clave evangélica.
Sea como sea, el esbozo de toda sonrisa porque Europa esté cerca no debe ocultar lo que tiene de máscara y de mucho postizo. Ya se vio contra los diez del Rayo Vallecano que este Sevilla es de poco fiar. La llamada mano del entrenador ha ido adquiriendo la textura de un brazo ortopédico. Tras la ópera bufa de Leganés (por favor, no vuelvas Agoumé), la victoria a lo Pirro frente al Rayo no columbra nada respecto a que la mano de García Pimienta vuelva a tener su poco de carnalidad. Así y todo, la ciencia estadística nos ha recordado esta semana que García Pimienta ha mejorado ya al Sevilla de las primeras vueltas tanto de Mendilibar, Diego Alonso (jajaja) como de Quique Flores.
Por seguir con la botella medio llena o medio vacía, quizá la desazón por el juego pueda atenuarse, entre otros aires de cara, con la vuelta de Saúl, la disposición de Idumbo, la renovación de Carmona, la esperanzadora puesta a punto de Suso y el estímulo por el emocionante adiós de Jesús Navas. Alguien dirá que son tristes los mimbres. Pero habitar la zona templada o la muy redicha zona de confort es lo que tiene.