Parón, melancolía y tedio

Javier González-Cotta 15/11/2024

Dije por aquí en una pieza anterior que la visita a Butarque traía su efluvio de derrota. Ser un profeta del pasado no debería estar tan mal visto. Probablemente el penalti obrado por Agoumé será elegido por aclamación como el penalti más absurdo y grotesco de la temporada. Pero que no cante victoria la perla de la sub-21 francesa. Marcao anda encabritado cual paquidermo y podría superar el registro otra vez.

Este parón de noviembre sólo nos trae tedio y melancolía decadente (yo al menos me dejo llevar por la 'melankhole' de los antiguos griegos y busco amparo bajo esa efigie del Ática llamada Vasili Tsartas). Si acaso nos entretenemos con estadísticas que el viento trae y de momento no se lleva. Por ejemplo, es sabido ahora que el Sevilla FC es el equipo que menos tira a los tres palos (dícese portería). Por ejemplo, es sabido que desde el adiós de Yassine Bono no hay cancerbero que pare un penalti (podría hacerse una versión sevillista de 'El miedo del portero ante el penalti' de Peter Handke). Por ejemplo, es sabido que el SFC es el único equipo de LaLiga cuyos delanteros no han marcado aún (el peor registro goleador en 20 años). Y por ejemplo, es sabido –y pocos lo sabíamos– que el de García Pimienta es el club de mitad de la tabla para abajo que más internacionales aporta a sus selecciones (un dato absolutamente huero que nos deja con cara de emoticono mudo).

La mano del entrenador que se intuía antes de los dos bofetones contra la Real de Sociedad (Silvio 'dixit') y el Leganés se ha desdibujado por completo. Y, la verdad sea dicha, a uno no le gustaría gestionar la presente tropa con la que cuenta (sin Nyland, sin Saúl, sin Ejuke, sin Badé por ahora). A excepción del intocable Jesús Navas, de Lukébakio y de Gudelj (honrado pero poco más), citarlos uno por uno desalienta.

Pedrosa no es más que otro nombre de la regresión hecha carne. El 'Colorado' Barco ha empalidecido de súbito y es sólo un fantasma albino. Marcao, en fin (1). Agoumé, en fin (2). Montiel, en fin (3). Peque, si no lo viéramos vestido de futbolista, diría uno que tiene más pinta de testigo de Jehová que otra cosa (¿o va a ser verdad que lo hemos visto en su 'stand' de quita y pon de la Puerta Jerez o bajo las Setas?). Iheanacho es el último eslabón de la estirpe croquetera de los Romaric y Gnagnon. El estilizado Sow, por quien uno apostó al principio, es sólo la frialdad elevada a la nada. Juanlu prometía y la ilusión devino arena. Kike Salas es insuficiente y no autosuficiente sin un Badé a su vera (ni siquiera lo vemos saltar con sus muelles en los pies). La calidad de Suso ha adquirido también la forma de otro recuerdo. Y de Isaac Romero, aquel Espartaco del gol, qué decir ahora diciéndolo todo sin decir nada.

He aquí, pues, el cuadro, la tropa, lo que hay. Como para no caer en el tedio y en la melancolía decadente. El resto es la Dana (antes se decía la lluvia tras los cristales).