Incendios
Antonio Félix 24/10/2024 |
A día de hoy, es difícil encontrar un club con más capacidad para hacerse daño que el Sevilla. Una cualidad catastrófica, en particular para una entidad que, hasta hace bien poco, se había caracterizado por todo lo contrario. A pesar de los chanchullos, algunos escandalosos, que albergaba en sus entrañas, a pesar de las contingencias, algunas gravísimas, que surgían con el equipo, no parecía haber tempestad capaz de alterar a un Sevilla que ejemplificaba la definición de balsa de aceite. Hoy ese aceite se ha inflamado. Y esa balsa va camino de hundirse.
Lo sucedido con el derbi es significativo de esa imparable tentación suicida en la que parece haberse empeñado el club. Lejos de explotar el gran triunfo sobre el Betis para convertirlo en un trampolín con el que despegar en la Liga, apenas resultó una anécdota entre el fuego cruzado que arrecia sobre Nervión. Apenas unas horas después del gol de Lukebakio el derbi dejó de existir, sepultado por la goma 2 de los Del Nido, Pastor, americanos, peñistas, ultras y demás ralea dedicada a enfangar para obtener su tajada. El Sevilla, por descontado, puso también de su parte con su ineficiente política de comunicación, algo poco sorprendente en un club en el que todo parece fallar. 80 millones de déficit el curso pasado: pero cómo se come este disparate.
Desde luego, no es sencillo, en medio de este clima guerracivilístico, mantener la sensatez y generar algo decente por parte del Sevilla. No deber ser fácil abstraerse de los mamarrachos que le asaltan y sobreponerse a los incompetentes que tiene dentro, pero su fracaso en tal sentido le está condenando a un agujero sin salida. No hay daño, por sesudo que fuera, que afecte a un equipo en positivo, igual que no hay rasguño, por leve que parezca, que no desangre a un equipo en crisis. El Sevilla está cada día más claramente escorado hacia esta segunda dimensión. Y a ver cómo arreglamos ahora, o sea, lo de Ejuke.
A estas alturas, las únicas buenas noticias para el Sevilla se llaman Valladolid, Las Palmas y Valencia. Es decir, tres de las calamidades de la Liga con problemas aún más horrorosos que los suyos. Pero convendría no caminar más hacia esa dirección. La temporada, en tal sentido, ofrece un tramo llano que ha de aprovechar, con Espanyol, Real, Leganés, Rayo, Osasuna y las primeras eliminatorias de la Copa. Todo lo que no sea salir entero de ahí apuntará a calvario. Diciembre trae al Atlético, el Celta y el Real Madrid. Y trae otra dichosa Junta, con los forajidos cada vez más envalentonados, pese a sus persistentes ridículos, para hacerse con el club. Aunque sea a costa de incendiarlo hasta las cenizas.