2-1: A falta de todo lo demás, alma

Lucas Haurie 24/09/2024

La segunda victoria de la Liga sevillista anuncia un viacrucis, es de temer que sin remisión. Perdió en el Sánchez-Pizjuán el Valladolid, el segundo del cuarteto 'horribilis' que visitaba el coliseo de Nervión (los otros dos son Las Palmas y Leganés) y se marchó derrotado igual que el Getafe: por la mínima, con poco fútbol y mucho sufrimiento. Es cierto que la historia de este deporte está cuajada de malos equipos que se construyen desde el resultado hasta convertirse en bueno, o al menos en medianos, pero no conviene engañarse: no parece el caso de este Sevilla de García Pimienta que, eso sí, supo violentarse para arrancar en los minutos finales de cada periodo los goles que le dieron tres puntos vitales. Sumido otra vez en una pequeña plaga de desgracias (lesión de Saúl, expulsión de Marcao…), ganó. Arde poca cera, pero al menos arde con amor propio.

Ver jugar al Sevilla es un dolor. Bueno, quizá no exactamente verlo jugar en general, pero sí que son como puñaladas en los ojos sus intentos de construcción de jugada. Badé intenta asumir galones, aunque es lentísimo en todas sus ejecuciones, y el francés es capitán general comparado con Marcao y Gudelj, sus dos acompañantes en el triángulo inicial. La salida desde atrás, así, es un manantial de agua turbia que envenena todo lo que viene detrás. Entre otras cosas, porque los laterales tampoco ayudan. Contra este Valladolid limitado pero valiente al elevar la línea de presión, los primeros 45 minutos fueron una purita desesperación.

Tres ocasiones contaron los espectadores en sendos robos de balón en campo contrario, por lo que habrá que elogiar el trabajo de los chicos de García Pimienta y agradecer también los regalos de los hombres de Pezzolano. Saúl empezó con una recuperación y terminó con un bote pronto espléndido, que se fue alto por poco, la primera; Iheanacho -despistado cual esquimal en las Bahamas- interceptó un pase entre centrales y remató alto tras pared con Peque; y a la tercera, una buena anticipación de Carmona, el mediapunta de Hospitalet terminó cantando un gol que en realidad fue de David Torres en propia meta al cabo de un tumulto en el área pucelana, con seis remates, otros tantos rebotes y asistencia final de Lukebakio.

El extremo belga, con toda su inconstancia a cuestas y esa pachorra que algún malévolo tildaría de desidia, sigue siendo de lo poco potable que ofrece el Sevilla, junto al amor propio de Jesús Navas y a los intentos de imponer cierto raciocinio de Saúl, un buen centrocampista en desesperada búsqueda de socios. Porque el hombre, con su puñado de virtudes y los defectos que pueda tener, debe sentirse hoy como un predicador en el desierto. El ilicitano se echó mano al muslo nada más empezar la segunda parte. Por fas o por nefas, el autoproclamado líder no juega nunca. La entrada de su sustituto, el fabuloso Lucien Agoumé, fue gloriosa: se comió como un juvenil una cola de vaca de Mario Martín y gol de Kike Pérez. Se saca de centro, comete una falta absurda al borde del área y paradón de Nyland a Iván Sánchez. ¿Por qué lo ficharon? ¿Y por qué juega?

Sería caer en el autoengaño negar que la noche no apuntaba a tragedia. Hasta el extravagante entrenador del Valladolid detectó la extrema debilidad de su anfitrión y se lanzó al ataque con todo lo que tenía en el banquillo, que tampoco era mucho. García Pimienta también sacó a Suso y a Ejuke, dos futbolistas de los que se puede esperar algo, y colocó en punta a Peque para terminar con el calvario de Iheanacho. El catalán era un ariete con cuerpecito de caniche entre los mastines de la defensa morada pero, pese a que además estaba muy cansado, protagonizó las dos jugadas del tramo final: se revolvió con agilidad en el área para estrellarse con Hein y, a falta de cinco minutos, robó un balón al alimón con Gudelj que terminó en gol de Ejuke, tras diagonal fulgurante y disparo cruzado, sutil casi un pase a la red, del nigeriano. En el descuento, pese a la inferioridad numérica por expulsión de Marcao, dos tarjetas que sancionaban su paquidérmica lentitud, no hubo apuros.

FICHA TÉCNICA: 

Sevilla FC (2): Nyland, Carmona, Badé, Marcao, Barco (Montiel, minuto 91), Gudelj, Saúl (Agoumé, minuto 52), Peque (Kike Salas, minuto 91), Jesús Navas (Ejuke, minuto 60), Lukebakio e Iheanacho (Suso, minuto 60).

Real Valladolid (1): Heinz, Luis Pérez, Cömert, Torres, Lucas Rosa, Kike Pérez (Raúl Moro, minuto 56), Juric (Sylla, minuto 86), Mario Martín, Darwin Machís (Latasa, minuto 56), Amath (Iván Sánchez, minuto 46) y Marcos André (Meseguer, minuto 73).

Goles: 1-0, minuto 45: Peque. 1-1, minuto 55: Kike Pérez. 2-1, minuto 85: Ejuke.

Árbitro: Pulido Santana, canario. Roja para un componente del cuerpo técnico del Real Valladolid y para Marcao. Amarillas para Pezzolano, Gudelj, Marcos André, Lucas Rosa, Lukebakio, Juric, Torres y Peque.