El SFC (o el tiempo entre despidos)
Javier González-Cotta 06/09/2024 |
¿Saben? El tiempo, para no perdernos en la filosofía de Bergson, bien podría ser eso que transcurre entre Junta y Junta Extraordinaria de Accionistas del Sevilla FC. Al margen del calendario al uso, uno tenía cierta idea del fluir del tiempo cuando llega, como ahora, la rutina de septiembre, o cuando amanece un nuevo Domingo de Ramos, o cuando la noche de Reyes hiere lo poco que queda de inocencia, etcétera. Pues ahora, gracias a Sevillistas Unidos 2020 y a Del Nido Benavente (de oficio asaltante frustrado), tengo la certeza de que el tiempo, en efecto, es eso que va transcurriendo entre Junta y Junta. Todo lo aprendido de Bergson no ha servido para nada. Hay que joderse.
La próxima guerra civil sevillista tendrá lugar el 9 de octubre. A saber, día de San Dionisio obispo o, si lo prefieren en versión secular, el Día Mundial del Correo y el Día Europeo del Arte Rupestre. No resulta muy excitante, pero es lo que hay. Quiere decirse, también, que será el día que venga tras los partidos del Sevilla contra el Getafe (pitraco en horas bajas), el glorioso Deportivo Alavés, el Valladolid (esa mezcla entre Miguel Delibes y Ronaldo Nazario de Lima), el Athletic Club de tez oscura (el de los canteranos africanos) y, como colofón, el derbi en el domicilio de Eduardo Dato contra el Real Betis (sin Isco). Tradúzcase, si no me equivoco, por 15 puntos en juego.
Un colega vitriólico y guasón también me desliza entre rondas de cervezas que hay otra forma de apreciar el fluido del tiempo. Dice que para él el tiempo es eso que va transcurriendo entre despido y despido de entrenadores del Sevilla. ¿Lo habían pensado? La verdad es que es otra manera lícita de descifrar el paso indeleble de los días. De modo que, aunando argumentos, uno se pregunta si estamos en vísperas de una supernova con esto del fluir del tiempo entre contexto y contexto. Hablo, por ir al grano, de que coincidan el 9 de octubre de la Junta Extraordinaria con el despido de don Xavier García Pimienta, acelerado tras una hipotética derrota del Sevilla frente al Betis y tras haber cosechado en cinco partidos pongamos que dos derrotas, dos empates incoloros y una victoria por aquello de disimular. O sea, dicho de otro modo, todo lo que va de la próxima jornada 5 a la 9.
De ser sincero, yo sí noto la mano del entrenador en este Sevilla desguazado y a la deriva. No juega del todo mal, pero pierde científica certeza. Pensar en García Pimienta es todo un ejercicio de melancolía gravosa. Todo el mundo sabe que no gana un partido de Liga como entrenador desde que Las Palmas ganó al Valencia en su estadio aquel remotísimo sábado 10 de febrero. El equipo canario se puso 18 puntos por encima del descenso. Y ahí empezó el relajo malsano. García Pimienta no ha vuelto a ganar en partido oficial desde el día aquel en el que, entre otras cosas, se supo que la presidenta de Hungría dimitió por encubrir un caso de pederastia, que 'La sociedad de la nieve' arrasó en los Premios Goya o que Feijóo –fíjense bien– se mostraba abierto a estudiar un indulto condicionado a Puigdemont en un posible plan de "reconciliación" con Cataluña.
Ciertamente, con estos datos, da vértigo pensar en el cúmulo de tiempo que hoy por hoy lleva García Pimienta sin ganar un solo partido con sus equipos. Falto de estímulo, sin competición este fin de semana, es lo que hace que uno se pierda en bosques espesos y, a decir verdad, no poco inquietantes. El marrajo Getafe queda aún lejos.