El calendario sentencia: ni un traspaso para maquillar un ejercicio fiscal deficitario

Carlos Vizcaíno 01/07/2024

El calendario ahoga y sentencia al Sevilla FC. Este lunes comienza el mes de julio, a cinco días del inicio del trabajo de pretemporada del conjunto nervionense, con un fichaje (Ejuke) y sólo con una baja encarrilada (Gattoni). Y lo que es peor, con una coyuntura económica que ahoga el presente y condiciona el futuro. "Calculo que va haber 70 o 80 millones de euros de pérdidas de no haber beneficios de traspasos", decía Del Nido Benavente en una intervención en sus redes sociales. Y el traspaso no llegó.

El club sevillista ha cerrado este domingo 30 de junio el ejercicio fiscal 23/24 sin ese traspaso curativo para maquillar las cuentas. Se esperaba que fuera En-Nesyri, pero de momento, ruido y pocas nueces. Sin olvidar que está obligado a reducir a casi la mitad su límite salarial. Han finalizado sus contratos Erik Lamela, Óliver Torres, Sergio Ramos y Mariano, pero el lastre continúa siendo importante. 

Sin la fuente de ingresos de las competiciones europeas, la situación es preocupante. El Sevilla tiene excedido el límite salarial en más de cincuenta millones de euros, tal y como publicó este portal, con un coste de la plantilla que asciende a los 125 millones. Una situación económica que ha llevado al Sevilla a meter también la tijera entre sus empleados. 

La única salida encarrilada es la de Gattoni a River Plate. El resto de los descartes, sin apenas noticias: Augustinsson, Delaney, Montiel, Óscar Rodríguez... Y el panorama se complica con Januzaj, Marcao, Nianzou, Jordán o Rafa Mir, todos con contratos altos, por lo que el Sevilla se conjura a jugadores como En-Nesyri, principalmente, Acuña, y que Badé se revalorice en los Juegos Olímpicos.

José María del Nido Carrasco, presidente nervionense, pedía recientemente unión en su discurso en el acto de Fieles de Nervión, pero de no haber un cambio radical en el panorama, el Sevilla contempla, como ocurrió el verano pasado, despidos de aquellos jugadores que no cuentan. Es la última bala, pero está en la recámara.