0-1: ¿Solidaridad? ¿Sabotaje? ¿Son así de malos?
Lucas Haurie 15/05/2024 |
Algo debía maliciarse Quique Flores, con tantos trienios en este negocio, cuando ayer advertía que la mala imagen en las jornadas finales, consecuencia de la relajación tras haber espantado los fantasmas del descenso, podía modificar el juicio de la dirigencia sobre su tarea e incluso hacer virar la dirección del viento. El Cádiz de Manolo Vizcaíno, que es un fenómeno, venía a apurar sus opciones de permanencia y se encontró con un adversario amistoso, con un enemigo entrañable, con un rival amigable… al que sólo ganó en el minuto 96 porque sus delanteros son un espanto. ¡Más facilidades no pudieron encontrarse!
Y este esperpento, ante casi 36.000 paganos que había en la grada, ¿fue casual? ¿Fue un brote de solidaridad regional como los que germinan en el Norte cada primavera? ¿Intenta alguien, desde dentro, sabotear los buenos números de Quique Flores? ¿Tan malos son estos futbolistas? En fin, que esto apesta que tira de espaldas.
La actitud de muchos futbolistas del Sevilla en la primera parte fue pura heroína para los yonquis del malpensar. La pareja de pivotes franceses, más o menos decentes si se matan a correr, era de una imprecisión desesperante. Hasta en el lance más sencillo, Agoumé y Soumaré fallaban el pase o lo daban demasiado flojo o demasiado fuerte o demasiado atrás como para que el fútbol fluyera. Los controles, un espanto y los duelos, claro, los libraban con la pata encogida del cedido que nada se juega frente al hambriento que pelea por la supervivencia. En ataque, todo consistía en centrar sin ton ni son para que En-Nesyri engordase estadísticas.
Y en defensa… ¿recuerdan aquella visita del Real Madrid sin nada que jugarse ante un Sevilla que buscaba la Europa League con Caparrós en el banquillo? Esa noche sí que hizo felices a los sevillistas, defendiendo a Ben Yedder con la mirada y fallando un penalti. Contra el Cádiz, el camero blandeó en un balón dividido ante Robert Navarro, que estampó su remate en el larguero, y se detuvo en seco para que su homónimo Chris driblase a Nyland, con tal mala puntería que mandó fuera su chut a puerta vacía. A su lado, lo de Edgar el domingo el Villamarín era una hazaña digna del mejor Maldini. Visto el mitin desde la perspectiva visitante, la reflexión al descanso debía ser: "Si ni así vamos ganando, nos vamos a Segunda que escarbamos".
Para regocijo de conspiranoicos, Quique Flores quitó en el descanso a Lukebakio, autor del único tiro a puerta del primer tiempo, para sacar al único gaditano a sus órdenes, Suso. No se me embalen, ¿eh?, que el belga renqueaba camino del vestuario tras recibir un pisotón de Zaldúa. Como la tónica no cambió en el arranque del segundo periodo, con Nyland luciéndose en tiro lejano de Alcaraz más un par de cabezazos francos de los amarillos que se escaparon por poco, el personal empezó a silbar. Allí nadie se dio por aludido, excepto quizás Badé, quien primero salvó dos goles cantados ante Roger y Juanmi, que acababa de suplirlo, y después protagonizó la jugada rocambolesca de la jornada.
Lo que no hacían los delanteros cadistas pese a las facilidades de casi todos sus rivales, marcar un gol, lo hizo el bueno de Loïc con una perfecta vaselina en un su intento por despejar un balón suelto. Notó el central parisino, o quizá apenas intuyó, que Chris Ramos le había tocado el talón en su intento de remate. Y mientras los jugadores visitantes se abrazaban, un rato después del leve contacto, se sentó Badé en la hierba. Tardó en irse al suelo un ratito, más o menos el tiempo que tardó Joan Jordán en marearse cuando un idiota le acertó con un palo en Heliópolis, pero Del Cerro Grande sacó la lupa para instar a Ortiz Arias a la anulación. ¿Qué quieren que les diga? Si este gol está bien invalidado, a Sorloth le deberían haber caído diez jornadas de suspensión por su empujón a Kike Salas.
En los minutos finales, el Cádiz se lanzó a la desesperada sobre la portería de Nyland, indignado ante la pasividad de sus defensores como lo estaba su compatriota Frode Olsen en cierto partido contra el Oviedo, no sé si me entienden. Esta circunstancia permitió a Juanlu plantarse solo ante Ledesma y entregarla la pelota mansa, como si fuera un cuarentón que llevaba tres días jugando en lugar de un veinteañero que acababa de salir. También tuvo la humorada Quique Flores de sacar a Mariano, qué risa, quien deparó un par de acciones circenses que levantaron al público, guasón, de sus asientos y acudió a una presión que generó, al fin, el gol visitante. Le dio en la chepa el despeje del portero, cayó el balón a pies de Juanmi para que condujese como en un entrenamiento sin conos y asistiese a Guardiola, que batió por bajo al pobre portero noruego. Si yo fuera él, me pensaba muy mucho lo de renovar…
FICHA TÉCNICA:
Sevilla FC (0): Nyland; Jesús Navas (Juanlu, minuto 84), Badé, Sergio Ramos, Kike Salas, Acuña (Pedrosa, minuto 88); Soumaré, Agoumé, Ocampos (Mariano, minuto 84); En-Nesyri y Lukebakio (Suso, minuto 46).
Cádiz CF (1): Ledesma; Zaldua (Ocampo, minuto 80), Fali, Chust, Javi Hernández (Maxi, minuto 90); Sobrino (Juanmi, minuto 60), Escalante, Alcaraz, Robert Navarro (Alejo, minuto 80); Chris Ramos y Roger (Sergi Guardiola, minuto 60).
Gol: 0-1, minuto 96: Sergi Guardiola.
Árbitro: Ortiz Arias, madrileño. Roja para el segundo entrenador del Cádiz. Amarillas para Ocampos, Javi Hernández, Acuña, Soumaré, Jesús Navas, Escalante, Agoumé y Kike Salas.