El museo de los Top 10 (y la galería amorosa del horror)

Javier González-Cotta 10/05/2024

Hay dos clásicos sobre los que volvemos recurrentemente para fardar, en el fondo, de lo poco que sabemos. Las citas disfrazan nuestra ignorancia y nos dan un efímero caché. Yo, al menos, lo veo así. En esto del fútbol un clásico es recurrir a la siguiente cita de postín: "Todo lo que sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol". Lo dijo Albert Camus, pensador francés y antiguo guardameta en sus años mozos en su Argelia natal. El otro clásico nos lleva al heterodoxo Pasolini, futbolero sumo, para quien “el goleador es siempre el mejor poeta del año”.

Nos quedamos con el segundo clásico recurrente, la del poeta y goleador. Y lo hacemos porque hemos sabido que Youssef En-Nesyri ha entrado en la estatuaria de los diez mejores goleadores de la historia del Sevilla FC. Con 70 goles marcados, ha igualado ya a Wissam Ben Yedder. Curiosamente, ambos soportaron algún que otro apunte no feliz respecto a sus condiciones. Al marroquí se le ha reprochado a menudo su rústico control de balón (después de Julio Baptista, quizá no haya habido otra estrella con mayor torpeza en la recepción del elemento redondo). Al franco-tunecino se le criticó su quehacer poco ortodoxo, estropeado, además, por un físico no del todo apolíneo, donde lo que más resaltaba era su curvo y pronunciado culo. Pero ahí están ambos, hijos los dos del Magreb, compartiendo el puesto número 10 en el Museo del Gol en Nervión.

Guillermo Campanal (217 goles), Juan Arza (206), Juan Araújo (159 goles) y Manolo Domenech (59) son los goleadores del Sevilla FC que pertenecen al fútbol en edición en blanco y negro. No hay camisetas más preciosas que las que lucen en sus daguerrotipos, con la elástica blanca y pura, el cuello anudado y el escudazo al pecho como si fuera una ovalada coraza. El tránsito del blanco y negro a la vida en apocado color lo representa el setentero Baby Acosta (85 goles). Finalmente, viene la nómina de quienes hemos visto con alborozo en vivo y en directo en las últimas décadas, sin saber que el tiempo, cuando ahora los recreamos, se nos estaba echando encima con siniestro silencio. A Davor Suker (90 goles), Álvaro Negredo (85), Luis Fabiano (107) y Frederic Kanouté (136 goles) les debemos, todos juntos, 418 episodios de breve felicidad concentrada. Dícese del gol.

A su vez, con dispensa del natural olvido, están pero no están otros elegidos como Héctor Horacio Scotta, Toni Polster, Ramón Vázquez, Iván Zamorano o Kevin Gameiro. No pertenecen a la estatuaria del Olimpo de los 10, pero al menos yo coloco sus figuras embaladas por si hubiera que agregarlos al espacio sagrado más allá del criterio del arte estadístico. Por sentimentalidad incluyo además, por supuesto, a algunos de los grandes fogonazos de la memoria: Biri Biri, Yiyi, Santi, Jorge Orlando López, Dante Sanabria y Magdaleno. Si uno nos faltara, la casa de la memoria blanca y roja se desplomaría toda por completo por aluminosis.

El humor es siempre el mejor viático para todo. No hay, en efecto, mejor bálsamo para que ahora nos pongamos a recordar lo opuesto a toda leyenda del gol. Hablo de la larga, larguísima lista de delanteros o truncados o imposibles o simplemente chuscos que ha tenido el Sevilla FC. Lo cierto es que también forman parte, claro que sí, de la otra galería memorable, como toda recordación que se precie. Esto es, la galería de los horrores. Toda sombra, al cabo, es hija de la luz.

El recuerdo, entre una y otra camballada, me hace recordar ebriamente, sin ton ni son, a los más inefables del lado oscuro ante el gol. El escritor francés Georges Perec escribió un icónico libro dedicado a la memoria personal y maniática sobre cosas y hechos absolutamente olvidables por cotidianos, pero que tituló así, ‘Me acuerdo’ (en sí mismo es casi un listado numérico y enfermizo de recuerdos). Yo me acuerdo de mi vida a través de Carlos Amaro Nadal. Me acuerdo de Juan Álvarez, el hermanísimo. Me acuerdo de Morete. Me acuerdo de Dumitrescu. Y, de lleno en lo hondo de la galería, me acuerdo de Toedtli. Me acuerdo de Lawarée. Me acuerdo de Molnar. Me acuerdo de Magallanes. Me acuerdo de Diawará. Me acuerdo, ayer mismo, de Dolberg. Todos ellos forman parte de la galería amorosa del horror.

Aunque era mediapunta, yo –y quizá todos ustedes– no olvido colocar en su glorioso pedestal al sin par Cristian Daniel Colusso. Quizá forme con Federico "Pelusa" Magallanes y Papa Babacar Diawará el trío de los ‘Me acuerdo’ donde, en efecto, el humor, pasados los años, los ha convertido en personajes la mar de divertidos. Evocarlos no es reírse de ellos, es reírse con ellos y aceptar, en fin, lo que el fútbol tiene de humorada.