Víctor Orta no ha cuajado un buen mercado de invierno, todo lo contrario, y además era algo básico para poder auparse en un cambio de algún tiempo para generar otra dinámica, sin embargo, algo sí que ha funcionado a partir de esa ventana de entradas y salidas. Lo que ha funcionado es la limpia. Fernando y Rakitic no pintaban ya nada de nada, y aunque no han salido, Quique ha quitado de en medio a Rafa Mir y Mariano (lesionado o no lesionado). Parece que en el último encuentro también ha metido en el grupito a Januzaj. Y tras esas bajas, Oliver Torres, muy discreto todo el año, ha dado un paso al frente y complementa bien con el centro del campo más habitual, el formado por él mismo junto a Soumaré y Sow.

Quique Sánchez Flores cogió un equipo muerto, 'asesinado' por Diego Alonso, y logró ganar con contundencia en Granada en su primer encuentro. A partir de ese momento logró lo imposible, empeorar al uruguayo. Cuatro derrotas consecutivas, ante Atlético de Madrid, Athletic, Alavés y Girona que sumaron tres puntos en cinco encuentros, uno menos que Diego Alonso en ese mismo grupo de partidos. Peor imposible. Tras Girona, Quique reaccionó, incomodó a todo el mundo, incluido al grupo, con declaraciones comprometidas, y tocó algunas cosas, en defensa y en ataque, para convertir que el equipo jugase por fin a algo.

El Sevilla ha encontrado una delantera que marca goles y que mejora desde arriba el trabajo en defensa. El marroquí ha hecho 4 goles en cinco partidos, desde su vuelta de la Copa África, e Isaac suma tres tantos más y dos asistencias, además de mucho trabajo. Son números extraordinarios, pero es que además hay mucho trabajo en ambas piernas, mucha complementariedad y además aportación defensiva, porque la presión de ambos es notable y En Nesyri en los balones aéreos le ayuda una barbaridad a los centrales. Posiblemente sea de todo lo que ha pasado, lo más importante para construir algo mejor de lo que se ve.

En un Sevilla ruinoso, lamentable, lo peor era su defensa. Especialmente los centrales eran un desastre, al punto de arrastar a Sergio Ramos a la peor versión de toda su carrera. Jugaban más de la cuenta Nianzou y Marcao, dos jugadores que se lesionan siempre, pero que cuando están sanos no dicen nada. Quique apostó por Kike Salas, Badé y Sergio Ramos, y eso ha funcionado. Es cierto que ese trío ha contado con la mejoría en la portería y con el trabajo de la gente de arriba y del centro del campo, más comprometida para que los centrales no sufran tanto, pero es igual de cierto que los tres han ido creciendo y ayudando al equipo tanto como han sido ayudados. En ese nuevo ecosistema, Sergio Ramos está emergiendo.