3-2: Pues ya casi está (o eso parece)

Lucas Haurie 02/03/2024

Se redactan estas líneas antes de que empiece el partido del Cádiz en Vallecas, que puede dejar prácticamente sellada la permanencia del Sevilla, aunque las once jornadas que faltan para el final de la Liga aún pueden dar para algún susto. Con independencia de lo que hagan los rivales directos, sin embargo, es obligatorio señalar que Quique Sánchez Flores encontró un modo de funcionamiento sencillo y eficaz, quizá pobre pero muy adecuado para la pelea que se libra, que está siendo bonificado por futbolistas competentes como Nyland, Jesús Navas, Sergio Ramos, Soumaré, Ocampos, Óliver Torres y otros. ¿Qué otros? ¿Podría ser más concreto? Sí: un goleador de élite mundial, En-Nesyri, y un proyecto de pelotero caro, Isaac.

Entre ambos, marroquí y lebrijano -como cuando el cantaor Juan Peña grababa con la Orquesta Andalusí de Tánger-, habían generado dos ocasiones, una por barba, en cinco minutos y habían fusilado dos goles antes del cuarto de hora, con el canterano en la gestación y el fasi en la finalización. A la salida de un córner, tras un empalme fallido de Hannibal en el borde del área, remató el ‘20’ contra el cuerpo de Remiro y su compañero remachó el 1-0; en la jugada siguiente, Romero habilitó por el costado izquierdo del área a Youssef, que largó un espléndido zurdazo sin ángulo para reventar el techo de la red.

La Real Sociedad, deprimida por una crisis galopante y victimizada con una rotación extrema ante el duelo del martes contra el PSG, habría enarbolado bandera blanca de mil amores en ese momento pero, claro, un partido no puede durar un ratito. Quedaba un mundo, o dos, y no tuvo más remedio que dominar a un anfitrión que se dejaba hacer, consciente de que el sobeteo amanerado e inane de los donostiarras carecía de mordiente.

Todo lo que pasó desde el borde del descanso, en realidad, se puede resumir en la peripecia de Sergio Ramos, uno de los grandes nombres de la Historia -valga la mayúscula- del fútbol cuya tremenda querencia a las meteduras de pata rara vez le pasan factura: llámenlo aura o baraka o suerte de los campeones o será que los futbolistas tan buenos ganan incluso sin querer. Piensen lo que quieran porque la sucesión de hechos es la siguiente: termina la primera parte entre plácidos bostezos y mete la mano el camero ante un control de André Silva. Penalti (estúpido) que transforma el propio delantero portugués. Jindama. Los centrales sevillistas, con su emperador capitán al frente, despejan sin apuro cuanto llueve sobre su área al comienzo del segundo tiempo, mediado el cual cabecea el ‘4’ un centro de Óliver Torres y la pelota describe una parábola inverosímil que termina en la jaula. Alborozo. De nuevo en el descuento, otro brazo inopinado de Ramos regala una falta (tonta) que Brais Méndez convierte en el 3-2. Pánico. Final del partido con Sergio venido arribísima en su intento por marcar de falta.

Si no se tuerce dramáticamente la primavera, el Sevilla debe ir pensando en qué hacer la próxima temporada, que será de austeridad y ambición contenida. Quique Flores, Nyland, Jesús Navas, Sergio Ramos, Soumaré, Ocampos, Óliver Torres, esos dos delanteros y otros… ¿estarán aquí o en otro lado? Pues empiecen a estrujarse las meninges, amigos.

FICHA TÉCNICA

Sevilla FC (3): Nyland, Jesús Navas (Juanlu, minuto 46), Badé (Nianzou, minuto 85), Sergio Ramos, Kike Salas, Pedrosa, Soumaré, Óliver Torres (Manu Bueno, minuto 93), Hannibal (Suso, minuto 52), Isaac Romero (Véliz, minuto 85) y En-Nesyri.

Real Sociedad (2): Remiro; Aramburu, Zubeldia, Pacheco, Tierney (Javi Galán, minuto 83); Zubimendi (Urko, minuto 72), Olasagasti (Mayunazelaya, minuto 83), Turrientes, Zakharyan (Brais Méndez, minuto 60); Sadiq y André Silva (Becker, minuto 72).

Goles: 1-0, minuto 10: En-Nesyri. 2-0, minuto 13: En-Nesyri. 2-1, minuto 45+4: André Silva, de penalti. 3-1, minuto 66: Sergio Ramos. 3-2, minuto 92: Brais Méndez.

Árbitro: Busquets Ferrer, balear. Amarillas para Pacheco, Zubeldia y Nianzou.