
La marmota Camarasa
![]() Antonio Félix 11/08/2021 |
El Betis es un club atrapado en el tiempo cuyo eterno retorno al día de la marmota se inicia con el irritante anuncio de que "nuestro mejor fichaje es Camarasa". Y en ésas estamos una temporada más, con esta pereza de comprobar que todo sucede igual y de conocer que nada nuevo va a pasar. Es decir, la afición se emociona con nada y como nunca, y compra abonos a tutiplén incluso a sabiendas de que lo mismo ni le valen para pasar al campo. La afición es indesmayable, asombrosa y ciega, con un amor inmensamente bovino que rara vez se ve recompensado. El Betis es un equipo arruinado y pinturero, que viene de uno de esos momentos de pico en los que toca Europa. Consecuentemente, no sólo no se ha reforzado, sino que ha perdido potencial. Su director deportivo ni ficha ni vende, por culpa de la pandemia, claro. Sus dirigentes proclaman que acabarán el campo, que empezarán la ciudad deportiva y que merecen la Champions. Ah, sigue Joaquín, tan sobrado que esta temporada la alternará con un programita en la tele. Y el pobre Camarasa está lesionado. En fin, que ocurre lo de siempre. Y que todos, todos interna, honestamente sabemos lo que va a suceder.
El Betis sigue siendo un lugar festivo, un agujero negro comodísimo en el que dirigentes, directivos y futbolistas hibernan plácidamente bajo una característica común: una innegociable ausencia de presión. En el Betis pasan muchas cosas, algunas realmente graves, para que realmente nunca pase nada. Cada temporada es un regreso a la casilla de salida con las mismas fichas y sin mayor expectativa. Se está mayormente a lo que diga la fortuna, que en la historia verdiblanca ha dicho cosas muy dispares. En ese camposanto feliz apenas si hermosea la figura de Manuel Pellegrini, un señor realmente de categoría que durante el verano ha guardado un profundo silencio ante el equipito que le han armado para jugar en Europa. Será interesante escucharle a partir de ahora para saber si mantiene la llama de la irreverencia o se ha subsumido en la hermosa cultura de la desidia verdiblanca.
El Betis, ese Betis que los señores Haro y Catalán prometían discutiendo de tú a tú con el Sevilla y peleando por derecho la Champions, afronta una temporada complicada por la exigencia de Europa, su ruina económica, la pérdida de dos jugadores esenciales y la ausencia de fichajes. No se espera que el final del mercado traiga grandes noticias, por lo que habrá que rezar para que no haya muchas lesiones y den el callo algunos jóvenes, mayormente Rodri. Nadie en su sano juicio se plantearía, y de hecho nadie lo hace, pelear por un título o meterse bien arriba en la Liga, donde cinco equipos son inalcanzables (Madrid, Barça, Atlético, Sevilla y Villarreal), otros cinco están en el nivel (Real, Valencia, Athletic, Celta y Getafe) y nueve quedan claramente por debajo, esa gran morralla de la devaluada Liga que tanto alivia al Betis. Porque quien más y quien menos, conociendo el percal y la historia verdiblanca, se teme lo que se teme.
Con unos excelentes porteros, un buen delantero que recordó marcar, un torno en el centro como Guido y los fantásticos Canales y Fekir, se podría pensar que hay equipo para ilusionarse, pero el drama de la defensa amenaza con arruinar cualquier invento. Baste decir que, probablemente, Pellegrini tenga que comenzar echando mano de Montoya y Edgar en Mallorca. Se supone que esto debería haberlo arreglado el señor Cordón, que nos anunció un mercado para pasárselo chupi. En lugar de eso, hemos vuelto a fichar a Camarasa.