
¿Se acabó el silencio de los corderos?
![]() Lucas Haurie 10/02/2025 |
Escribió Petrarca aquello de "un bel morir tutta una vita onora" y lo escenificó mejor que nadie Vittorio De Sica, el falso general Della Rovere de la película homónima de Roberto Rossellini, en la que el traidor Emmanuele Bardone se redime de una existencia miserable dejándose fusilar por la Gestapo. Los presidentes de los dos clubes sevillanos, Ángel Haro y José María del Nido Carrasco, adornan sus horas más grises con un frente común contra el todopoderoso (no es una frase hecha) Florentino Pérez, caudillo del Real Madrid que ha lanzado una OPA sobre el fútbol español. Aunque a cada cual lo alumbre su interés espurio, no es menor el halago que merece esta pelea –desigual– contra el ogro capitalino.
En su estilo suavón, Haro soltó la primera andanada durante la presentación de Antony, cuando le endilgó al tirano madridista el adjetivo que mejor lo define y más puede dolerle: "Populista". El Betis y su presidente, muy alineados con el poder federativo de los Luises –Rubiales y Medina Cantalejo, dos dirigentes muy cercanos al PSOE– debido a sus conexiones socialistas, ahí está el pingüe negocio con el ayuntamiento de Dos Hermanas, sanctasanctórum del sanchismo de camisa vieja, ven moverse la tierra bajo sus pies con la llegada al trono de Las Rozas de Rafael Louzán, un peón del PP –de la rama rozando-el-palo-de-la-honradez, como merece el mundillo del balón– que promete arrasar con la estructura heredada.
Por boca de Del Nido júnior, en los prolegómenos del partido contra el Barcelona, habló un Javier Tebas que siempre ha encontrado en el Sevilla a un aliado para su defensa del colectivo frente a las superpotencias –ahí está la proverbial amistad con la UEFA de Ceferin para demostrarlo– y que ahora encuentra en la RFEF de Louzán la sintonía política que le faltaba con Rubiales y su clan. El dirigente sevillista, unánimemente zarandeado por crítica y público, con toda la razón, ha encontrado un punto de conexión con su afición en la expresión sin ambages de la antipatía contra la prepotencia del Real Madrid, frente al que vale más mantenerse en pie que avasallarse de grado, puesto que el final está cantado de todos modos: te van a planchar.
Los hechos recientes han demostrado, o sea, que el fútbol español reposa sobre dos fuerzas opuestas: el Barcelona que soborna a la cúpula del estamento arbitral y el Real Madrid que extorsiona a los árbitros individualmente. Ambos, a la vista de cómo se imparte justicia (¡!) en los terrenos de juego, lo hacen con éxito y no se entienda esto como una crítica a los hombres del pito porque no se puede exigir heroísmo a quienes quedan expuestos ante la dicotomía antioqueña de "plata o plomo" cuando nadie le brinda el menor apoyo; y, menos que nadie, el resto de clubes (también el Sevilla y el Betis, por supuesto) que hasta hoy han callado porque estaban más afanados en recolectar la migajas de un sistema corrompido hasta el tuétano que en limpiar el estercolero. Puede que no sirva de nada y que la cosa no acabe bien, pero al menos patalean.