Cucho sí, Ayoze no
Antonio Félix 06/02/2025 |
Alguna vez dijimos que desde que los economistas se apropiaron del fútbol esto es una porquería. A pesar de los avances en la preparación física, el nutricionismo y la medicina, estos señores han determinado que, a los 30 años, un futbolista ya es cadáver. Si atendemos a la web de referencia del sistema, Transfermarkt, un jugador como Ayoze, que viene de hacer varias campañas de fábula con el Betis, proclamarse campeón de Europa en verano y que no se cansa de meter goles este curso con el Villarreal, a sus 31 años, apenas está valorado en 10 millones de euros. Por contra, otro como el Cucho Hernández, que hizo el ridículo en su primera etapa europea, que expiró en Huesca, Mallorca y Getafe, pero que ha despuntado en la, al parecer, formidable liga de Estados Unidos, a sus 25 años, vale 18 millones, cinco más de los que ha desembolsado ahora el Betis por hacerse con sus servicios, el mismo Betis que, hace unos meses, decidió prescindir de Ayoze por una mojoná.
Todos sabemos que el valor de Ayoze no es ése y presumimos que el del Cucho, tampoco. Pero todos nos equivocamos, porque carecemos de la mirada del economista. Evidentemente, a estos jugadores, y a todos, no se les mide ya por el rendimiento, al menos no de manera principal. Se les mide por su posible rentabilidad futura. Remarquemos lo de posible. El dinero que ha pagado el Betis lo es por una simple proyección. Se entiende que nadie comprará ya a un treintañero, pero que podrías forrarte a poco que un chaval haga tres gracias. La cuenta de balances ha desplazado a los informes técnicos, algo que, por lo general, suele producir efectos devastadores en los equipos pero generosas plusvalías para sus dueños.
Si las decisiones, y declaraciones, de los señores Haro y Catalán causan perplejidad en los últimos tiempos es porque nadie es capaz de ponerse en su pellejo. ¿Acaso es que no quieren los dueños que gane el Betis? Por supuesto, claro que sí. Pero no antes de que ganen ellos. Desde tal prisma, sus clamorosas mentiras se observan con algo de piedad. Tras fichar al Cucho en las últimas horas del mercado, el señor presidente, eufórico, dijo que era la opción A por delante de otras que no garantizaban rendimiento inmediato. Esto, de un futbolista, recuerden, inactivo desde noviembre, que viene de Florida Park y que no será inscrito en la Conference. Hace un par de semanas, el mismo Haro negó que el Betis pudiera hacer un solo fichaje ante la absoluta necesidad de recaudar 20 millones para cuadrar cuentas, algo que logró esencialmente con las ventas de Diao y de su portero titular, al que ni siquiera han traído reemplazo. Todo, en fin, mentira.
Al menos, si no lo observan desde el prisma del dinero. Del que ustedes puedan hacer, claro. Solamente así podrían entender el brillo de la ilusión que un fichaje como el del Cucho ha de despertar en los ojos de Catalán, Haro, Ozgur, Joaquín y el resto de la pandilla. Y compadecer a los pobres insensatos, ignorantes de la vida, que han de conformarse con tener a Ayoze.