Zelenski en Heliópolis
Javier González-Cotta 19/08/2024 |
En sentido estricto, Volodímir Zelenski no visitará Heliópolis el próximo 29 de agosto, en el play-off de vuelta de la Conference entre el equipo verdiblanco y el FC Kryvbas de Kriyvyi Rih. El primer envite será este jueves, pero el acto tendrá lugar en el Kosická Futbalová Arena (Eslovaquia) y no en su campo, en el Estadio Metalurg, cuyo nombre remite al viejo timbre soviético de una época abismalmente preterida. El motivo del cambio es obvio: la guerra en Ucrania.
Decir que Zelenski estará por Heliópolis es un ‘fake’. Pero, si se permite la fullería, es también una medio verdad de índole sentimental. Véase si no. El FC Kryvbas de Kriyvyi Rih (acostúmbrense al endiablado nombre) es el equipo de fútbol de la ciudad donde nació el hoy presidente de Ucrania (lo hizo en el seno de una familia judía pero secular). O sea, la ciudad de Krivói Rog (dicho sea en ruso y en ucraniano latinizado como Kryvyi Rih). El equipo actual, entrenado por Ruslan Kostyshyin, es heredero del histórico FC Kryvbas, desaparecido años atrás por problemas económicos, pero cuyos restos fueron recogidos en 2015 a través del FC Hirnyk. De aquí procede la fusión final que ha dado con el actual equipo, el cual viene de atravesar las innumerables puertas traseras de eliminatorias previas con caídas de la Europa League a la Conference.
El compañero José Antonio Espina ha sido el primero en recordar la conexión Zelenski-FC Kryvbas. El mandatario del sufrido país contribuyó –se dice que con ciertas arterías– a que el club refundado de Krivói Rog (en ruso) emergiera a la Premier ucraniana en 2020. El joven Volodímir aún evoca los días en los que acudía a ver los partidos del FC Kryvbas con su progenitor. En estos años de guerra el club se ha movido con cierta decencia en una liga que sigue remitiendo a los clásicos Dinamo de Kiev y Shakthar Donetsk. Este último, de llamativo atuendo naranja, es el rico equipo ucraniano, junto con el Zoryá Lugansk, que más ha llevado la guerra a cuestas durante estos diez años.
En efecto, como recordatorio a perezosos y olvidadizos, la guerra en Ucrania no empezó en febrero de 2022 con la invasión rusa ordenada por el frío habitante del Kremlin. Desde abril de 2014 el este del país se hallaba técnica y formalmente en guerra con fuertes combates entre el ejército de Kiev y las milicias separatistas y prorrusas de las regiones de Donetsk y Lugansk. En la Europa acomodada, esta guerra periférica entre eslavos mal avenidos provocó un largo bostezo entre nosotros hasta que Putin decidió atravesar las fronteras de Ucrania con un formato de guerra analógica de toda la vida. Esta otra primera parte en la guerra del Dombás –la de 2014– ya lastró de inicio la existencia de muchos equipos ucranianos (un consejo: vean la película ‘Dombas’ de Serguei Loznitsa, Giraldillo de Oro en el Festival de Cine de Sevilla de 2018).
Exilios futboleros, bancarrotas y refundaciones a la heroica (sin olvido de los muchos futbolistas convertidos en soldados) vienen ya de este primer y sangriento conflicto en el este, antesala de la gran guerra iniciada en 2022. Precisamente, uno de los equipos de fútbol que sufrió los primeros estragos por la balacera del Dombás en 2014 fue el FC Kryvbas de Kriyvyi Rih.
Seguir el hilo de los equipos ucranianos en estos diez años de guerra conlleva un esfuerzo de tintes casi académicos. Sólo las peripecias del Shakthar Donetsk, el club más conocido a nivel europeo, darían para varias piezas como la presente en cuanto a anécdotas y sinsabores varios. Es verdad que la guerra enseña geografía a medida que la va destruyendo (frase del gran periodista Julio Camba). Y es verdad, también, que el fútbol se confirma como variante política y propagandística en conflictos latentes como el de Ucrania.
Pero hay más. La ciudad natal de Zelenski forma parte de la gran región (oblást) de Dnipropretovsk, de tradición minera, parajes naturales y surcada en buena parte por el majestuoso río Dniéper. Krivói Rog (o Kryvyi Rih, como gusten) es una de las principales ciudades del oblást, pero por detrás en importancia de la ciudad de Dnipró. Y es aquí, como por riego amigo con Krivói Rog, donde la memoria nos lleva al también desaparecido FC Dnipró. Dícese de otro histórico equipo ucraniano, entrenado en su día por Juande Ramos y dignísimo contrincante del Sevilla FC en la final de Varsovia de 2015 de la Europa League. En los entreactos previos a aquella final, cuerpo técnico y plantilla del desconocido Dnipró dijeron que saldrían a por el título para dedicar la victoria a los soldados que por entonces ya combatían en el este de Ucrania. El mundo en sevillista se enteró entonces de que por aquellos lares existía una guerra. La insolvencia económica y el lastre del conflicto iniciado en 2014 –y no en 2022– hizo desaparecer al FC Dnipró unos años después.
El disgusto de su fiel afición no pudo ser reparado por el posterior Dnipró-1, fundado en 2017 desde los sótanos del fútbol ucraniano. No fue, pese al nombre, la continuidad natural del anterior e histórico Dnipró, aunque se valió de su crematística y de algunos jugadores. Entre sus impulsores se hallaba Roman Zozulya, de recuerdo para la afición bética y tildado de nazi por los ultras del Rayo Vallecano, club que decidió frenar su fichaje por instigación del pueblo.
Este otro Dnipró-1 se ha considerado un equipo artificial, sin afición (los hinchas del Dnipró genuino lo consideraron un impostor). En los últimos años ha combinado posiciones medias en la Premier ucraniana con temporadas francamente notables. Lo anecdótico, al que ha contribuido la larga guerra, es que este Dnipro-1 acaba de desaparecer justo ahora por insolvencia económica. Ya no juega la Premier ucraniana y la UEFA ha suplido su plaza en la Conference League para este mismo curso 2024-2025. Como curiosidad añadida, el delantero ucraniano Artem Dovbyk, que tanto deslumbró el pasado ejercicio en el Girona (ahora pertenece a la Roma), brilló en este Dnipró-1 de vida tan alicorta.
Que este play-off agosteño contra el Betis es algo más que un partido de fútbol para el equipo de Krivói Rog o Kryvyi Rih lo demuestra el hecho, ya advertido, de que es el equipo de corazón del presidente Zelenski (comandante en jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, que incluye, como el propio club recuerda, a cierto número no menor de hinchas del FC Kryvbas que combaten en el frente). Si Zelenski ya animó en persona con charlas motivadoras a los jugadores ucranianos en la pasada Eurocopa (emocionante fue su puesta en escena en los partidos con banderas sobre los hombros y cantando el himno), no sería de extrañar que alentara también a los jugadores de su querido FC Kryvbas de cara al doble envite con el Betis. Por eso, en cierto modo, Zelenski visitará Heliópolis en agosto.
De momento, como ejemplo palmario de que guerra y fútbol se dan la mano, los dirigentes ucranianos han pedido a la UEFA un cambio de árbitro para el partido del jueves. Acusan al turco Arda Kardesler de coqueterías prorrusas, al haber arbitrado un amistoso en marzo pasado entre las selecciones de Serbia y la internacionalmente apestada Rusia. Puede que lo que al final depare este play-off de Conference contra el FC Kryvbas de Kriyvyi Rih sea un simple trámite para el conjunto bético. Pero dejará historia, mucha historia. Vaya que sí.