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La ola buena
![]() Paco Cepeda 21/07/2024 |
Van trabajando nuestros primeros equipos y los dos siguen por el camino de los últimos tiempos. Cada uno con lo suyo, en el Betis se respira que todo marcha como debe, que se vende y se compra con tino y que está allí Manuel Pellegrini por si algo se tuerce. Y lo cierto es que todo se parece bastante a lo que se habla, aunque con ciertos matices que los dejamos para otros días. Nadie o casi nadie habla de que José Miguel López Catalán y Ángel Haro han comprado el Betis, algo que a quien escribe no le parece ni bien ni mal, pero que invalida completamente el relato de su llegada al club, los garantes de que el Betis estuviese atomizado en varias buenas manos. Nada de eso. Pero da igual, la ola es buena y punto. Al Sevilla, sin embargo, se le cae hasta parte de la pretemporada, una gira por Japón de aquella manera, y en general, aunque Víctor Orta, sobre el papel, y sin que apenas el balón se vea mover, está yendo al mercado con mejor tono del esperado.
Pero para comprender mejor lo de la ola y las tendencias, y la importancia que tiene, veamos el análisis de dos fichajes que pueden parecerse. En el Betis y su entorno, insisto con razón, se habla del joven Iker Losada (22 años) con el jugador más apetecible de la Segunda División, con sus maneras, su juego, y sus nueve goles y siete asistencias del año pasado. Magnífico. Puede ser ese fichaje que por poco dinero, algo menos de dos millones, explote en Heliópolis. Y genera ilusión todo eso. El Sevilla firma a otro jugador de Segunda, de 21 años, más joven, que terminó el año con 19 goles y tres asistencias, y unos cuatro millones de coste, y es un (perdóname, Peque), un 'renacuajo' sin físico que jamás podrá rendir en el élite. Es lo que hay. A día de hoy, eso es Peque para el entorno sevillista.
Son dos realidades que resisten pocos análisis, y sobre todo no deben invitar jamás al llanto. El Betis hace muy bien de vivir en esa ola, y si puede hacerla crecer, porque las buenas sensaciones traen muchas veces buenos resultados. No siempre pasa, porque en el fútbol hay una gran tendencia al fracaso, pero si hay una fórmula de éxito, desde luego el sentirse ganador es la más generalizada como acertada. Y el Sevilla, el Sevilla multicampeón en Europa, no debería quedarse con ese regusto de la posible injusticia en el trato en todo lo que hace, porque realmente se le ve timorato, que le sale mal todo lo que puede salir más y alguna cosa más. Tiene que dejarse de victimismo y acertar más, dejarse de defender para atacar, en todos los órdenes. Un ataque mantenido, sereno, a base de argumentos y decisiones más inteligentes. Porque la ola mala te lleva al fondo y sales, si sales, sin bañador y con todas las vergüenzas al aire. Y eso en el mejor de los casos.
Es verano, territorio en el que el aficionado está predispuesto a ilusionarse. El Betis lleva a su gente por el camino que debe, con todos los matices que iremos relatando, y el Sevilla anda taciturno, sin creer en nada de lo que hace porque sus dirigentes principales ya dan por cierto que hagan lo que hagan serán mal valorados. Y es verdad, pero no les pagan, y mucho, por quedarse en ese rincón del odio, deben, están obligados, a recuperar el relato de la ilusión, con menos dinero, por sus culpa, sí, por su culpa, pero ya esa pantalla ha pasado y no caben más excusas.