Cachondeo
Antonio Félix 01/05/2024 |
El Betis es un cachondeo. Eso de siempre. Recuerdo un articulazo de mi estimado Rafael Pineda en el que venía a decir: ¿Y qué pasa por ser así? No pasa nada. Sólo que, a veces, duele. Duele pero no pasa nada. Duele cuando haces el moña en la Europa League con el Rangers, duele cuando lo haces en la Conference con el Dinamo y duele, mucho, cuando lo haces en tu casa en el derbi, frente al Sevilla de Agoume y Soumaré. Y como nunca pasa nada, tal vez por eso siga pasando tanto.
Que el Betis sea un cachondeo es cosa de su gente, como bien nos dijo Pineda. De toda: desde el aficionado que no aprieta al presidente que actúa como un aficionado más, pasando por el jugador que se deja llevar. De vez en cuando, el Betis se pone en manos de gente que admite poco cachondeo. Y le suele ir muy bien. Lorenzo Serra, claro. O el mismo Manuel Pellegrini. Dos de los más longevos en un club difícil para quien no toca las palmas.
No hay que desdeñar el tremendo esfuerzo que ha hecho Pellegrini por intentar que el Betis dejara de ser un equipo de cachondeo. Pero ahora que su camino va llegando al final, justo es decir que, en esa empresa, se ha quedado a medias. Los disparates que se han enlazado esta temporada se minimizarían con una clasificación para Europa que, mirando al calendario, parece un juego de niños. Pero piensen en cómo se maneja el Betis con el viento a favor. Piensen en Soumaré y Agoume. Piensen en el cachondeo.