No disparen a Borja Iglesias
Lucas Haurie 17/04/2024 |
Sobre el futbolista profesional Borja Iglesias podría, puede y en efecto hace, cualquier alevín de informador u opinante proferir muchas críticas deportivas e incluso imbricarlas con su afición a los focos, que no son precisamente los mejores aliados para el rendimiento en la élite. Delantero irregular y hasta ciclotímico, él no tuvo la culpa del dineral que pagó el Betis por su fichaje, claro que no, pero esos 28 millones (casi) al contado son una pesada mochila con la que tiene que cargar. Sin embargo, ni el más acérrimo de sus detractores negará que los 52 goles marcados en 181 comparecencias oficiales con la camiseta verdiblanca suponen una marca notable.
Con ser interesante, no es esta cifra lo más destacado que ha hecho en el Betis Borja Iglesias, artífice principalísimo del mayor logro del club desde el primer lustro del siglo XXI. En la conquista de la Copa, el compostelano marcó tres de los cuatro últimos goles de su equipo (dos en las semifinales y el de la final), incluida la excelsa obra de arte que empató la ida en Vallecas, cuando el Rayo ganaba y sacudía por las solapas a los chicos de Pellegrini. Semejante incidencia en uno de los cuatro (cuatro, no cuarenta) títulos de la historia bética lo entroniza directamente, sin pasar por la casilla de salida, como un mito del Betis.
Aun así, uno entiende que el futbolista profesional Borja Iglesias y su chirriante sobreexposición mediática (con un afán mal disimulado de negocio detrás) suscite críticas. Para empezar, las del señor Manuel Pellegrini, que no comprendió su renuncia a la selección nacional, una negativa a representar a España “hasta que no cambien las cosas” que todavía no ha revocado, si no me equivoco, por lo que alguien habrá de preguntarle al flamante campeón de la Bundesliga si atendería una hipotética llamada de Luis de la Fuente para la Eurocopa. O quizás no, porque no es probable que su desempeño en Leverkusen haya seducido al técnico riojano.
Dicho todo esto, y aclarado por si hacía falta que el firmante no es el más entusiasta partidario del futbolista profesional Borja Iglesias, lo que no resulta en absoluto admisible es que el ciudadano Borja Iglesias Quintas tenga que soportar la catarata de insultos que le profieren en las redes sociales, esa cloaca, una legión de becerros que confunden el culo de la ideología con las témporas del fútbol. Les ahorraré, porque no es el foro ni me pagan en este medio para ello, la opinión que me suscitan sus extravagancias estéticas (está uno como para hacer críticas de moda…) y, sobre todo, la risa que me causa su analfabeta impostura entre posmoderna y woke. Pero, válgame Dios, vamos a respetar mínimamente a las personas. O que, al menos, la Administración de Justicia ponga coto a los desafueros.