PolideportivoClub Patín Claret: El milagro del Padre Miguélez que se codeó con la élite del hockey español
 José Antonio Jiménez 18/07/2024 |
Si acudimos a un lenguaje futbolístico conocido por todos, Sevilla y sus alrededores contará con un montón equipos entre Primera y Segunda B en diferentes disciplinas deportivas el curso que viene. El Ciencias, la Cocos, el Esquimo, el CB Rinconada, el Betis Baloncesto, el Proin Triana, el CB Morón, el CB Sevilla Femenino, el Caja87, el CW Dos Hermanas, el CW Sevilla, el CV Mairena, el CV Utrera… Elencos de la Sevilla polideportiva que, dependiendo de sus realidades económicas, lucharán por metas diversas. Al margen de los que ya militan en Primera, alguno que otro sueña con pelear por alcanzar una categoría a la que únicamente tienen cabida equipos muy buenos, sustentados por un respaldo económico que no desaparezca a las primeras de cambio. Desgraciadamente, contar con buenos deportistas no es sinónimo de resultados positivos.
Seguro que los rectores de algunos de los clubs citados recuerdan la historia de otro que toca mencionar de manera obligada. Un equipo nacido de la nada, que rozó la gloria con la palma de la mano, pero que fue presa de una realidad que explica que actualmente sea una entidad de la que no se habla y que habita muy lejos de las categorías que tanto disfrutó hace más de 40 años. Hablamos del Patín Claret.
Lógicamente, hablar de este club vecino del estadio Benito Villamarín es hacerlo del Padre Miguélez. Religioso responsable de los días de vinos y rosas de un club que militó en la máxima categoría del hockey patines patrio con intermitencias en seis ocasiones hasta 1983. Año en el que renunció a seguir en esta categoría por carecer de los suficientes medios económicos para ser lo suficientemente competitivo. En la 1976/77, sin ir más lejos, llegó a las semifinales de la Copa del Rey, siendo eliminado por el Club Patín Voltregá, que posteriormente sería el Campeón al vencer al Barcelona por 7 a 2. En esa misma temporada lograba la mejor clasificación de su historia, al quedar clasificados en quinto lugar, solo superado por los grandes de este deporte: El F.C. Barcelona, Patín Voltregá, Noya Freixenet y Reus Deportivo. Datos deportivos que hablan por sí solos.
El Padre Miguélez, que desde hace muchos años vive en Extremadura y que recientemente fue homenajeado por la Real Federación Española de Patinaje, tiró de todo tipo de recursos para que el hockey fuera el deporte de referencia de un centro educativo con contó con una pista (que llegó a albergar partidos internacionales) en la que lo pasaba mal hasta el mismísimo FC Barcelona. Cuentan los viejos del lugar que los Trullols y compañía tenían sensaciones encontradas cada vez que pisaban la casa del Claret. Por lo difícil de salir de allí con la satisfacción del deber cumplido y por la atmósfera que generaban los partidos que albergaba, la que todo anfitrión anhela.
Un equipo histórico, con nombres propios que también toca recordar. Francis Jiménez, Enrique Corrales, Curro Gómez, Tito Rivas, Gonzalo Fernández de Castro ‘el masa’, Javier Bores, Juan Sabaté, José Manuel Román, Andrés Pomares, Pablo Gastalver, Toñi Camacho, Paco Martín… y Luis Garvey. Posiblemente, el mejor jugador de la historia del Patín Claret.
Garvey, para los que no lo sepan, cambió Sevilla por La Coruña para firmar por el Liceo Caixa Galicia de Julio César Lendoiro y Daniel Martinazzo (el Messi del hockey en los años 80 del siglo pasado). Equipo en el que estuvo entre 1982 y 1986, con el que ganó títulos colectivos y personales. Acumular más de 400 goles a lo largo de una carrera que alargó hasta su estancia en Italia (Monza y Reggiana) le permitió ser internacional con España y sumar algún que otro Trofeo de Máximo Goleador. Por cierto, su hijo (Gonzalo Garvey) es un destacado triatleta que este año participarán en el Ironman de Hawaii.
En pleno año 2024, nostalgia al margen, el Patín Claret asume dignamente su realidad (un club que en su momento llegó a estar patrocinado por Cortefiel). Alejada del glamour que casi le convierte en un Patín Cibeles sureño (un club asturiano que ganó la Copa del Rey en Salamanca cuando nadie lo esperaba tras golear al FC Barcelona en 1980) y sin opciones a medio-largo plazo de estar cerca de la OK Liga. Una competición que animó durante algunos años, demostrando que había hockey de mucha calidad al margen de Cataluña y Madrid.
PD: En los años gloriosos del Patín Caret, también tuvieron su parte de responsabilidad los Herrador, López, Trevilla, Gómez, Juliá, los hermanos Cuesta, Benito, Juan Diego, Docampo, el malogrado guardameta ‘Rufo’, Manosalbas, Yarza, Elías, Boado, Gayán, Parejo, los primos Soto Osborne y Soto Aritio, Gallego, Sauco, Yñiguez, Goñi, López Ojeda, Cubero, De Oya, Lizaur, los hermanos Candau, Blázquez… y colaboradores imprescindibles como Antonio Román, Antonio Montes, Alberto Rivas, ‘Tano’ Narváez, Juan Manuel Gómez Fernández ‘Gomito’, José Manuel Parejo Prados, Carlos Morales ‘Nenón’, Alberto Blanch, Manolo Camacho, Vicente Nieto, Víctor Fuente el padre Sebastián Plaza y Alfonso, quien con cariño atendió a varias generaciones de jugadores, público y alumnos en el pequeño bar del polideportivo de la calle Monzón.
Imagen del Patín Claret en su cancha
El Patín Claret, patrocinado por Cortefiel
Luis Garvey, saludando a Juan Carlos I
