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En los años 60-70, Vladimir Andréyev (2,17) fue el primer Gasol de Europa con el TSKA y la URSS

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
11/05/2024

Sólo el listado de alturas y centímetros impresionaba, te hacía encoger el corazón. Lo de menos era que el equipo se llamase 'TSKA', TsSKA', el CSKA de hoy, el equipo campeonísimo del Ejército Rojo... o la Selección de la Unión Soviética (URSS), entonces muy cerca de ser invencible en Europa... donde la URSS había ganado el oro en ¡ocho! Campeonatos de Europa en fila, desde 1957 a 1971. 

Sólo en la temporada 1969-70, la plantilla del TSKA Moscú que se dirigía a su quinta final de la Copa de Europa, en aquellos momentos bajo la dirección del 'Zorro Plateado', Aleksandr 'Papa' Gomelski, promediaba... 195,4 centímetros de altura por jugador, con ocho jugadores de 2,00 metros de talla hacia arriba. Como comparación válida baste decir que hasta el Eurobasket de 1969, en Nápoles, Italia, España, ya con Antonio Díaz-Miguel en el banquillo de órdenes, jugaba con un pívot titular como el aragonés Alfonso Martínez Gómez que fue 148 veces internacional con una altura 'oficial' de... 1,94.

Y aquí venían 'los rusos'. Imponentes. Daba igual que en cualquier equipo del TSKA o de la URSS afloraran por doquier los mejores jugadores de Ucrania [Anatoli Polivoda, Serguéi Kovalenko y sus 2,16, más tarde 'Sasha' Volkov, ya 'de NBA'], Georgia [Korkia, Sakandelidze], Estonia (Jaak Lipso, Priit Tomson, Tiit Sokk...), Lituania (el precursor Modestas Paulauskas y todos los demás; Sabonis, Homicius, Kurtinaitis...], Letonia [Valdis Valters, Janis Krumins, el coloso acromegálico de 220 centímetros de talla que, según los americanos en los Juegos de 1964, en Tokio, 'hacía desaparecer en su boca una manzana entera de un solo bocado'), los campeones olímpicos uzbecos Valery Tikhonenko (oro en 1988, Seúl) y Alzhan Zarmukhamedov, uno de los grandes campeones soviéticos de 1972 en Múnich, fallecido en diciembre de 2022 y enterrado en Moscú...

¿Hemos dicho 'soviéticos'? No era así en España. En España, en Madrid, cuando aparecían el TSKA (también 'TsSKA) o la Selección de la Unión Soviética, aparecían... 'los rusos', no los soviéticos. Emergían como unas 'torres' humanas y ambulantes por la Gran Vía madrileña desde que en 1963 y para la final de Copa de Europa [a doble vuelta], precisamente el TSKA y por intercesión de Raimundo Saporta fuera el primer equipo deportivo soviético autorizado a competir en España desde que estallase la Guerra Civil: 18.7.1936. 

Para la final de la Copa de Europa 1962, los georgianos -es decir, entonces soviéticos- del Dínamo Tbilissi no habían sido autorizados a viajar a España y tuvieron que abatir al Real de Madrid y de Saporta... en Ginebra. Al menos, el Real Madrid de baloncesto no corrió la misma suerte que la Selección española de fútbol, forzada gubernamentalmente a no presentarse en cuartos de final de la Eurocopa de 1960 ante la de la URSS. Todo el problema era que los Gobiernos de Franco pensaban que cualquier presencia de importantes equipos soviéticos en recintos españoles podía desatar... manifestaciones de adhesión en favor de los atletas de todas las Rusias. Sería así exactamente hasta esa primera irrupción del TSKA en Madrid, en 1963.

ANDRÉYEV.- En 1965, el Real Madrid de Saporta, que Pedro Ferrándiz manejaba en pista con puño de hierro en guante de seda... conquistó su segunda Copa de Europa en otra final a doble vuelta ante el TSKA que en esta ocasión se saldó con éxito madridista ante 3.000 espectadores que abarrotaban el viejo Frontón 'Fiesta Alegre', pronto demolido. El 'Fiesta Alegre' no superó en pie el verano de 1968. 

Tras caer en Moscú por un escaso 88-81 ante 15.000 espectadores en el entonces llamado 'Palacio de Deportes Lenin', el 13 de abril de 1965, el coloso soviético hincaba la rodilla por 76-62 entre la neblina del humo del tabaco en el 'Fiesta Alegre', y el Real firmaba su segunda Copa de Europa, revalidada como si ésta del 'Fiesta Alegre' fuese la primera 'de verdad'; en la del año anterior, 1963-64, ganada también a doble vuelta ante el Spartak de Brno, el TSKA no había participado porque se trataba de 'año olímpico'; y en esas temporadas, los soviéticos retiraban de torneos internacionales a los equipos del Ejército Rojo a fin de obtener máxima concentración para los torneos olímpicos. Aunque entre 1966-67 y 67-68 (también, año olímpico), la admisión de los no deseados equipos de Israel -Hapoel Tel Aviv- también iba a forzar 'soviéticas incomparecencias'...

Para 1968-69... se acabaron las contemplaciones. Pese a todos los mimos, la Unión Soviética había defraudado en el torneo de los Juegos Olímpicos de México de 1968, que abandonó con una rala medalla de bronce, tras caer por 62-63 en semifinales ante la emergente Yugoslavia del pívot mormón croata Kresimir 'Kreso' Cosic (2,11) más Korac, Daneu... al fin medalla de plata para los 'plavi' tras caer en final por 50-65 ante un equipazo de EE UU[Spencer Haywood, etc.]; y en Moscú, el 'Goskomsport', Comité de Deportes, decidió que ya estaba bien de dar tregua. 

Y el TSKA, el Equipo del Ejército Rojo, regresaba a la Copa de Europa de baloncesto tras dos campañas enteras 'off'. Para la ocasión, para 1968-69, el 'Ejército Rojo' regresaba 'rearmado' con un cañón de larguísimo alcance, una especie de 'arma definitiva': Vladimir Georgievich Andréyev, de Ilyinka, región de Astrakhan, Rusia, 14.7.1945; paisano del portero exsevillista Rinat Dassaev. 

Nunca se había visto un jugador semejante en Europa. Y no sólo porque Andréyev, al que el TSKA había fichado en 1966 desde su primer equipo, el Lokomotiv de Alma-Ata, estuviese listado en una cantidad de centímetros verdaderamente insultante para esa época en el Viejo Continente: entre 215 y 217 cms. desde la planta hasta la coronilla.

Estimaciones dan a aquel Andréyev 2,16; otras, 2,15. Algunas más -como la propia oficial del CSKA de Moscú, hoy-... 2.17. En todo caso, bastante similar a Pau Gasol. Peor aún para los rivales, la envergadura del gigante de Astrakhan (un 'tártaro', para entendernos)... superaba de sobra los 2,30, para situarse hacia 2,35 de 'alcance', algo muy parecido al Kareem Abdul-Jabbar/Lew Alcindor en aquella época y, con otra similitud devastadora para los rivales en Europa. Se trataba de la movilidad. Una movilidad impulsada a tope de soltura por ágil, flexible y elástica coordinación. 

Poco más allá de los 90 kilos de peso, en forma -hay página que le dan incluso 89 kgs. hacia 1967, hasta un máximo de 95; en aquellos tiempos y en Europa, apenas se hacía musculación con pesas...- nunca había existido en el baloncesto europeo un jugador de esas extensiones físicas con semejante soltura y coordinación, capaz -encima- de correr la pista, 'run the floor', arriba y abajo... para terminar transiciones con tiros cortos a tablero; en defensa era una torre del Kremlin, una muralla prácticamente inatacable. Encima, 'Vova' Andréyev tenía 'muñeca' y técnica de tiro en tiros cortos a tablero y pequeños, certeros ganchos desde una altura... inalcanzable, inaccesible.

MADRID-1969.- Ese fenomenal jugador, Andréyev, con el número '15' del TSKA, es el que, mayormente, adorna el 'collage' que abre nuestro texto, en imágenes del entrenamiento previo y del ú-ni-co partido que Andréyev iba a jugar contra el Real Madrid en Madrid, más de allá otras tres veces que se vieron, entre Moscú y Barcelona. 

Se trata de imágenes de los días 18 y 19 de marzo de 1969, en el viejo Pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, donde un TSKA dirigido por el técnico y exjugador internacional soviético y del TSKA [base,1,76 de altura], Armenak Alachachian, de origen armenio, aunque ¡¡nacido en Egipto, Alejandría!!... derrotó por 67-69 al Real Madrid, con 21 puntos, 10 rebotes y cinco tapones de un Andréyev que dominó absolutamente ese partido. Ningún otro jugador en cancha llegó a la veintena de puntos (Wayne Brabender, 18; MIles Aiken y 16, para el Real Madrid: el escolta Vadim Kapranov, 17 para el TSKA... donde nadie más llegó a la decena de tantos).

Las imágenes del 'collage' nos muestran a Andréyev enseñoreándose de los aros de la Ciudad Deportiva con envergadura de cazabombardero ('Mig', naturalmente), en el entrenamiento previo y en el mismo partido antes citado (19.3.1969), en tapón al escolta madridista José Ramón Ramos bajo los ojos del ala-pívot estonio Jaak Lipso y, empequeñeciendo en plena acción en el entrenamiento al propio Lipso (2,00) y a otro mítico alero, el moscovita Ghennadi Volnov, campeón olímpico en Múnich, 2,02 de altura. 

También, las imágenes rescatadas enseñan a Pedro Ferrándiz, nuestro añorado 'Pizarrín', con cara de preocupación máxima en el entrenamiento de los soviéticos (18.3.69) rodeado de su 'guardia pretoriana' de jugadores en aquel Real Madrid. A la izquierda de Ferrándiz se sientan Vicente Ramos y Antonio, 'Toncho' Nava, que después sería secretario personal de... Julio Iglesias... También a la izquierda de Ferrándiz (centro, abajo) se hallan Clifford Luyk y Wayne Brabender, en una fila trasera donde también se ve a Carmelo Cabrera, Cristóbal Rodríguez, Vicente Paniagua, José Ramón Ramos... y delante, justo a la derecha de Ferrándiz, se sienta el 'gran capitán' de aquel equipo, el alero leonés Emiliano Rodríguez, que hoy preside la Asociación de Veteranos del Real Madrid de baloncesto.

Y... BARCELONA, 1969.- El 67-69 del TSKA en el Pabellón blanco, el 19 de marzo de 1969, firmó el primer puesto de los soviéticos en el Grupo A de cuartos de final de la Copa de Europa. El siguiente 27 de marzo, el Real vencía por histórica primera vez en Moscú (78-89; Andréyev, 15 puntos; Lipso, 22. Brabender, 24; Aiken, 27), ya con los dos rivales clasificados para semifinales, donde darían fácil cuenta de Standard de Lieja (Real Madrid)... y del 'potente' Spartak Brno, al que el TSKA liquidó en semifinales, con 47 puntos combinados de Andrèyev, 22+25... y 30 de Sérguei Belov, 'Mr. Europa', en el 101-66 de la ida. El escenario estaba listo para una nueva gran final Real Madrid-TSKA. Iba a ser... nada menos que en Barcelona, sobre la pista ¡de cemento! del Palacio de Deportes de Montjuïc, recinto que aún existe hoy.

Recordaría Vicente Ramos en aquellos días de marzo de 1969: "Tras la llegada a Moscú y al hotel en concreto, nos hicieron una recepción con una cena". "Pero lo que nos llamaba la atención a todos era un bol inmenso lleno de caviar. Yo no había visto tanto caviar junto en mi vida. Luego, conseguíamos latas de hasta dos kilos. Pero aquello...'

El 24 de abril de 1969, jueves, ahora se han cumplido 55 años, sonaba el 'Día del Juicio' en el 'Palau' de Montjuïc. Fue la tercera y última gran final de la Copa de Europa de la FIBA entre TSKA y Real Madrid. Pero qué final fue... "Yo no estaba de acuerdo que la final se disputase en Barcelona. 'Es España y eso no es campo neutral', dije”, reconoció Gomelski (oficialmente, 'manager' de aquel TSKA) que llegó a comentar al propio Renato William Jones, el inglés secretario general de la FIBA. Jones respondería al 'Zorro Plateado' del TSKA: "No te preocupes. Es Barcelona. Ya verás como os acaban animando a vosotros”. "¡Y fue verdad! Entendí entonces la rivalidad entre Barcelona y Madrid", confesaría 'Papa' Gomelski, ya con el paso de los años.

Antes de la final, en Madrid, Alachachian había llegado afirmar, textualmente: "Si la final de Barcelona la jugamos contra el Real Madrid, tendremos grandes dificultades. Se verán entonces 'cáminos' ('pasos'), 'zonas' y personales incomprensibles a favor de nuestros rivales... fue por el arbitraje, no quepa duda, que perdimos aquella otra anterior final en Madrid (1965)... yo tengo 15 auténticos campeones en mi equipo, es un problema escoger no ya cinco, sino doce; yo sólo quiero buenos jugadores... y todos son extraordinarios. Pero vamos a Barcelona a ganar como vinimos a Madrid... y también ganaremos".

Tras los 40 minutos reglamentarios, cerrados con empate a 81 y dos prórrogas subsiguientes, los 9.000 espectadores presentes en Montjuïc, la mayor asistencia registrada hasta entonces en España en partido oficial, testificarían la apasionante victoria del TSKA... en una finalísima que dominó Vladimir Andréyev: 37 puntos, 11 rebotes y... siete tapones, con tres de éstos en una misma jugada, dos a Miles Aiken y otro, a Emiliano. Al fin fue 99-103 para el campeonísimo del Ejército Rojo. Alachachian analizó: "Hemos vencido porque teníamos ocho jugadores. Y ustedes sólo tienen cinco. Mantuve el trío base, Andréyev-Belov-Kapranov, y con los otros dos puestos fui rotando con cinco hombres del mismo valor”.

Colgados del 'paraguas nuclear' de Andréyev y de las suspensiones de Serguéi Belov, elegante y potente a la vez,  los soviéticos dominaron en el primer tiempo hasta por 6 puntos. Pero un arreón madridista dejó al descanso en corta ventaja a los blancos (45-42); tanteo meritorio, a la vista de los terribles apuros de los neoyorquinos Cliff Luyk y Miles Aiken, que materialmente se estrellaban ante Andréyev.

En la reanudación, Ferrándiz subió el ritmo en defensa todo lo que pudo... a costa de que Brabender, Luyk y Vicente Ramos se cargasen de faltas. En el minuto 38, con 75-71 para el Real Madrid... cayó eliminado por cinco faltas Clifford Luyk. "Para mí, Luyk era el 50% de ese Real Madrid; un grandísimo jugador. Su eliminación por cinco faltas nos favoreció, a mí principalmente, pues me pude desenvolver con mayor tranquilidad bajo tableros y convirtiendo cinco canastas consecutivas que quizás, con él en pista, no hubiese conseguido", explicaría el propio Andréyev”. Agónicamente, y al límite del tiempo de posesión, Emiliano arriesgó como pudo en entrada ante Andréyev, que forzó el mal tiro del ala madridista, capturó el rebote y lanzó el pase en transición para la canasta de Lipso que selló el 81-81.

El posterior segundo 'tiempo extra', tras el 93-93 de la primera prórroga resultó ser un calvario agotador, una batalla de atrición para un Real Madrid exhausto que había superado sus límites... y que se basaba en un juego de contraataques prácticamente inviable con Andréyev al control de rebotes, tableros y zonas. Emiliano se plantaría en 42 minutos totales, antes de caer eliminado por faltas. Vicente Ramos, en 49. Aiken y Brabender duraron... la totalidad de 50.

“Jugábamos con cinco jugadores en total, sin apenas rotaciones. Siempre recuerdo que Ferrándiz le decía a Luyk... ‘¡no cometas la cuarta!’. No hablo ya de la quinta, sino la cuarta falta", recuerda Vicente Paniagua. Para Vicente Ramos, 'Lipso era como un Robertas Javtokas de aquella época'.

EL PÚBLICO DE BARCELONA Y....- Al principio, y  bajo el influjo de la propaganda 'oficialista' y los medios, el público catalán había llegado incluso a animar al Real Madrid; hoy, algo absolutamente impensable. Pero la polémica y las iras de la afición de Barcelona estallaron cuando, con empate a 93, Ramos perdió el balón a 25 segundos del final de la primera prórroga y a manos de Sérguei Belov, quien pasó a Lipso. El 'Javtokas' estonio del TSKA, en fácil carrera en transición, 'uno contra nadie'... machacó el aro madridista, pero la canasta se anuló tras consulta entre los árbitros, el yugoslavo Belosevic (principal, muy decantado a favor del Madrid) y el suizo Pythoud, quien inicialmente había decretado los 'pasos' de Lipso, exactamente lo que Alachachian había visto venir. 

Justo en ese momento, el público barcelonés cambió absolutamente de bando y se volcó en favor del TSKA, "El público sí nos había apoyado", recuerda Paniagua, "pero es verdad que al final, con las polémicas decisiones arbitrales, se encendió y empezó a animar a los soviéticos".

Para rematar el combate de la primera prórroga, con el transatlántico madridista al límite ante el rodillo soviético, 93-93, y con Emiliano ya fuera del partido por faltas, Ferrándiz diseñó jugada para romper el empate. Miles Aiken (1,98 de altura, 27 años) rompió el diseño de 'Pizarrín' se fue al aro soviético... y falló ante la intimidación de los 217 centímetros de Vladimir 'Vova' Andréyev. Para el relato, baste registrar que las relaciones entre Miles Aiken -bastante 'espíritu libre'- y Pedro Ferrándiz ya venían con plomo bajo el ala antes de la final de Barcelona. Y a partir de ahí...

Con el Real Madrid exhausto, sin Luyk ni Emiliano -ni, en el minuto final Vicente Ramos- además de cosido por las faltas y el esfuerzo ante las 'torres' del Ejército Rojo, más el público ya en erupción en favor del TSKA, la gran final de Barcelona estaba sentenciada. Y no sólo la final: “En efecto, ésa fue la sentencia de Aiken. Ferrándiz no se lo perdonó”, iría a decir Vicente Ramos. Para la temporada siguiente, 1969-70, Aiken, el superclase neoyorquino de St. Bonaventure, ya había abandonado Madrid, rumbo al Fides Partenope, en Nápoles.

"Los rusos tenían un jugador buenísimo y altísimo, Andréyev. Y con toda aquella gente en contra del Madrid… Un jugador con 2,10 de altura es hoy un tío normal, pero antes era como un fenómeno. Perdimos y creo que se celebró incluso en Las Ramblas. En los últimos minutos, la afición de Barcelona se decantó totalmente por el rival. Oí la palabra 'TSKA', tal cual, más veces que en Moscú. Si la final no se hubiera jugado en Barcelona, creo que habríamos ganado otra Copa de Europa, y habría sido la tercera seguida. Fue una de las derrotas más dolorosas de mi carrera", reconocería mucho tiempo después y poco antes de su muerte (2022) el propio Pedro Ferrándiz [a quien tanto se echa de menos], a quien aquí suscribe

"Perder esa final nos hizo mucho daño. Hubiese sido la tercera Copa de Europa consecutiva conquistada. Llevábamos 4 de las 11 ediciones disputadas- Hubiésemos seguido en lo más alto. Sin embargo, y con la aparición del gran equipo de Varese, más el mismo TSKA, ya no llegamos a otra final hasta 1974, en Nantes", confesaría Vicente Ramos.

Esta es la ficha técnica de aquella final de 1969, en Barcelona, 'la final de Andréyev': Real Madrid-TSKA, 99-103 (45-42; 81-81; 93-93). 9.000 espectadores en el Palacio de Deportes de Barcelona.

Eliminados: Luyk (38'), Kulkov (39’), Astakhov (41’), Emiliano (42’), V. Ramos  (49’).

Real Madrid CF (entrenador, Pedro Ferrándiz): Vicente Ramos, 9; Emiliano Rodríguez, 18; Wayne Brabender, 20; Miles Aiken, 24; Clifford Luyk, 20; Cristóbal Rodríguez, 4; Toncho Nava 4; José Ramón Ramos. TC, 38/79 (48,1%). TL, 23/29. 24 rebotes.

TSKA Moscú (Entrenador, Armenak Alachachian): Aleksandr Kulkov, 4; Sérguei Belov, 19; Vadim Kapranov 18, Ghennadi Volnov, 12; Vladimir Andréyev, 37; Anatolij Astakhov, 2; Yurij Selikhov, 3; Jaak Lipso, 7; Aleksandr Sidyakin, 1. TC, 35/69 (50,7%), TL, 33/42. 33 rebotes.

ANDRÉYEV... Y ALACHACHIAN: LOS DIAMANTES.- Vladimir Georgievich, 'Vova' Andréyev remató su carrera como oficial del Ejército Rojo y fue padre de seis hijos. Es 'Maestro ['Master'] de Deportes de la Unión Soviética', de cuyo campeonato fue máximo anotador en aquel su recordado año 1969. Bajo órdenes de Gomelski, fue campeón mundial con la URSS en 1967 (Montevideo, Uruguay, 71-59 decisivo sobre Yugoslavia) y tres veces campeón del Eurobasket con la Selección soviética (1967, 69, 71), la misma Selección de la URSS que llegó a ganar ¡ocho! Campeonatos de Europa en fila. Se le cuentan dos títulos de la Copa de Europa con el TSKA, el célebre de 1969 y también la de 1971; en esta última edición compitió aunque no jugase la final de Amberes. 

En 1973-74, 'Vova' abandonó el TSKA y jugó una última temporada en el ASK Riga, después de verse martirizado por una serie de lesiones degenerativas en la espalda (hernias de disco, esencialmente en la zona de vértebras lumbares, a causa del mismo gigantismo) que, en fecha como de 2016, cuando Andréyev se reunió con veteranos del Real Madrid de visita a Moscú, le habían hecho perder más de diez centímetros de talla, hasta dejarlo en 'poco más' de dos metros reales de altura. Esas lesiones condicionaron gravemente su carrera... y la trayectoria del propio 'Súper-Equipo' del Ejército Rojo.

Aquel TSKA (o 'TsSKA', o 'CSKA') de los años 70 sólo volvería a ganar una Copa de Europa de la FIBA, en Amberes, en 1971, ante Varese... y sin Andréyev en un equipo en el que Serguéi Belov hacía de jugador-entrenador. A día de hoy, la gran preocupación de un Vladimir Andréyev camino de los 79 años y con problemas en la columna -anda bastante encorvado- es -junto a su esposa, Lyudmila Andreeva- mantener a tope el huerto de su 'Dacha', donde cultiva tomates y plantas que le son de gran utilidad para los preparados de medicina china que se le recomiendan para los discos de la columna vertebral. 'Mi primera preocupación, ahora mismo, son la 'Dacha', los tomates y todo lo demás. Tengo todo el tiempo del mundo para ellos y para la familia cuando se reúne aquí. Por supuesto, cuando viene un gran torneo de baloncesto en Moscú con buenos partidos y puedo encontrarme con los compañeros a los que aún puedo ver en este mundo, voy ante ellos y eso me hace feliz. Disfruto de ellos'. Alguien la preguntó alguna vez por 'la NBA' y 'Vova' respondió: "En nuestra época, eso no existía, era como otro mundo; sólo sabíamos que si en Rusia teníamos tres millones de niños que jugaban a baloncesto, los americanos... tenían más de 20 millones".

En 2015, el CSKA [cskabasket.ru/en/media/video/v/legendarnomu-tsentrovomu-tsska-vladimiru-andreevu-70-let-446] elaboró un vídeo oficial en conmemoración de los 70 años de su gran leyenda entre los pívots Andréyev: 'Legendary CSKA Center Vladimir Andreev 70!'.

Una historia apasionante, que extractamos, es la de Armenak Alachachian (1930-2017), el entrenador armenio nacido en Egipto que guió al TsSKA al gran éxito en Barcelona. Tras ganar dos Copas de Europa con el club del Ejército Rojo (1961, 63) y la plata olímpica con la URSS en 1964, en los Juegos de Tokio, Alachachian también fue reconocido 'Honorable Maestro de los Deportes en Baloncesto'. Tras retirarse, en 1966, sustituyó a Evgeny Alekseev en el banquillo del TSKA. Apostó por Kulkov y Sérguei Belov -sin hablar del mismísimo Andréyev, al que Alachachian reclutó desde Alma-Ata- para sentar a Travin y Selikhov, 'bien situados políticamente'. La de Barcelona iba a ser su tercera conquista en la Copa de Europa... y la primera como entrenador.

Después de un problema tras otro con el KGB, que puso a Armenak Alachachian en el punto de mira por sus disensiones 'interiores' y por falta de colaboracíón para 'servicios exteriores', la madre, el padrastro y la hermana menor de Alachachian, todos supervivientes del gran 'genocidio armenio' perpetrado por los turcos a comienzos del Siglo XX, se marcharon en viaje de emigración a Canadá, Toronto. En 1974, Armenak Alachachian, 'armado' solamente con sus medallas de baloncesto (inclusive, la plata olímpica de 1964) les siguió a Toronto. 

No era fácil ajustarse a la vida en Canadá, donde los atletas soviéticos eran escasamente relevantes; incluso los héroes olímpicos. Pero Armenak decidió no regresar a la URSS. Sus desafíos laborales comenzaron con horas y horas como obrero manual, moviendo coches en un 'parking' del centro de Toronto. Allí, Alachachian se reencontraba durante horas y horas con esa misma vieja amiga de Moscú; la nieve.

Pero Armenak Alachachian siempre fue un innovador bastante heterodoxo y adelantado a su tiempo. Cierto día, otros dos emigrados soviéticos, ya sólidamente establecidos en Toronto como 'business men', le reconocieron y se ofrecieron a asesorar al exjugador y entrenador en el negocio del oro en la espectacular ciudad de Ontario, el 'Gran Norte'. 

Después de varios meses de aprendizaje en ese negocio del oro y las joyas, impulsado por un modesto préstamo familiar, Armenak Alachachian abrió la hoy famosa compañía de diamantes y talla 'AAA Diamonds LTD', en pleno centro de Toronto, junto al Hotel Holiday Inn. Resultó ser (y sigue siendo, a día de hoy) 'una empresa de fabricación y venta minorista de gran éxito', escribió el periodista Kamo Mailyan, buen amigo de Armenak. 

Armenak Alachachian mandó su propio CV en solicitud de ingreso en el 'Hall of Fame' de Springfield, el 'Salón de la Fama' del baloncesto, deporte que jamás dejó de analizar y estudiar desde Egipto hasta Toronto, pasando por Armenia, Kazajistán, Canadá o Moscú. No se le consideraría -¿injustamente...?- para ingresar en el 'Hall of Fame'. El 4 de diciembre de 2017, Armenak Alachachian fallecía en Toronto, a los 87 años de edad. 

Pero los que lo vieron -los que lo vimos- no podrán olvidar como el jueves 24 de abril de 1969, en el Palacio de Deportes de Barcelona, el 'coach' Armenak Alachachian y su gran 'joya', Vladimir Georgievich Andréyev, tallaron en la Copa de Europa su propia obra maestra, uno de los mayores diamantes en la corona del baloncesto del Ejército Rojo y de la Unión Soviética. 



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