Lo que ha quitado, lo que da y lo que dará Sergio Ramos
La tregua
Lucas Haurie 04/10/2023 |
Aunque es bastante cierto eso de que “loro viejo no aprende a hablar”, se presumirá la capacidad de desmentir al refranero a un central veterano, camino de los 38 años, siquiera sea por el respeto que merece quien habita el Olimpo futbolístico con mayores méritos que casi todos sus pares. Sergio Ramos, imperial en casi todas las jugadas en el malhadado empate de Eindhoven, colecciona fotos en acciones negativas para su equipo: autogol en Montjuïc, falta (¿?) y penalti (¡¡¡!!!) en el Philips Stadion más el derribo al delantero del Lens que propició, Dmitrovic mediante, la igualada de Fulgini. Contra Las Palmas, Martínez Munuera sí le dispensó la veneración de etapas anteriores al omitir un sospechoso levantamiento de pierna en el área ante Sory Kaba.
Las canalladas a repetición de Daniele Orsato y de su asistente de vídeo frente al PSV tienen poco análisis ya. Este firmante podría sumarse al concurso de adjetivación ofensiva que merecen los felones, pero da su poquito de pereza. Será más útil poner el foco en lo evitable y tal fue el manoteo imprudente de Sergio Ramos en la pugna con Ricardo Pepi (una faltita de la Señorita Pepis, diríamos los niños de los ochenta) en el minuto 95. Debe aprender el camero, de ahí la comparación del primer renglón con el papagayo, que a un árbitro con ganas de pelea no hay que facilitarle munición con el escudo que hoy luce porque, indefectiblemente, la empleará para asestar el tiro de gracia.
Fue enternecedor escucharlo pedir “el mismo trato para todos los clubes”. ¡Qué feliz se vive en Madrid y en París! El detentor de todos los récords posibles en la Champions debió olisquear el peligro que traía el cuerpo arbitral por ambos pitones. Esa falta de fineza, rayana en la ingenuidad que nunca debe tener un competidor de colmillo tan retorcido, le costó dos puntos al Sevilla.
¿Quiere decirse con lo expuesto que el fichaje de Sergio Ramos va camino de resultar fallido? Todo lo contrario. Significa que es un acierto luminoso a pesar de estos (pequeños) errores e infortunio que salpican el comienzo de su segunda etapa como sevillista. Porque el beneficio de su presencia, tanto en el césped como en el vestuario, multiplica exponencialmente el perjuicio de estas acciones negativas, innegable a día de hoy, pero al que han coadyuvado otros actores. Es el momento adecuado, como advertimos en la crónica del encuentro de Barcelona, para que los haters del crack se regocijen: no van a tener muchas oportunidades más a lo largo de la temporada, a no ser que medie lesión grave.
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