

Garnica, el eterno campeón del atletismo paralímpico español
![]() Lucas Haurie 26/12/2019 |
Manuel Garnica es uno de los referentes del atletismo paralímpico español. Ni recuerda la cantidad de triunfos en el Campeonato de España para invidentes, aunque su hoja de servicios también contiene un excelente palmarés en pistas internacionales: diploma olímpico en Pekín 2004, cuartos puestos en los Mundiales de Nueva Zelanda 2011 y Lyon 2013 y la plata en 1.500 y el oro en los 5.000 de los Europeos de Berlín en el verano de 2018.
Granadino de nacimiento, lleva más de media vida en Córdoba. Con dos años sus padres le detectaron anomalías mientras se entretenía con los juguetes. Le diagnosticaron retinitis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que va mermando la agudeza visual y el campo de visión hasta acabar en la ceguera en su fase más avanzada. Con nueve años empezó a aprender Braille para seguir con sus estudios.
El deporte fue otro de sus refugios. Se sentía fuerte. Comenzó con el balonmano y después con el baloncesto, pero el atletismo colmó sus expectativas. Se aficionó a correr con su padre en pruebas populares. Tan buenos fueron los resultados que se enganchó, excepto el período universitario, que le comía mucho tiempo. “Me produce un placer distinto”, comenta. Garnica se marchó a Madrid para estudiar en la ONCE fisioterapia y se especializa en el tratamiento a personas discapacitadas. Y a eso se dedica en una residencia en Córdoba, además de la Asociación de Parkinson, donde completa el sueldo y su formación porque no vive del deporte, sino que una modesta beca le sufraga sus gastos de viaje y dietas.
El mayor sacrificio es el familiar. Las pruebas nacionales e internacionales, las concentraciones y los duros entrenamientos diarios le restan muchas horas de convivencia con la familia, si bien su mujer y sus hijos entienden su pasión por el atletismo. En el trabajo se pide días de descanso o vacaciones para competir. “Al final todo es sacrificio personal y cada uno lo vive a su manera”, explica.
Los Juegos Paraolímpicos de Pekín supusieron un antes y un después en la trayectoria de Garnica. Se dio cuenta de que podía participar con los mejores. Durante tres meses se dedicó de pleno al deporte, mañana y tarde, con una dieta alimentaria muy estricta, con un rigor absoluto en los métodos de trabajo y en el descanso.
Manuel Garnica corre con un guía, que representa un papel esencial en las pruebas por la compenetración que requiere, no solo en el aspecto físico, sino también personal. No siempre puede elegir Manuel a su compañero en las competiciones, de ahí los inconvenientes que genera cuando no congenian. Son muchas horas de convivencia y en ocasiones las personalidades de uno y otro confrontan. Especial fue la colaboración de Martín Fiz, uno de los grandes del deporte español, en la Media de Sevilla.
Este formidable atleta subraya el nivel organizativo de la Carrera de la Mujer y la Media Maratón de Córdoba, cuyos cambios de recorrido le han dado una nueva dimensión al evento con su paso por el centro histórico y las Tendillas y su finalización en La Calahorra, el Puente Romano y el Arco del Triunfo, al lado de la Mezquita.
Como suele ser habitual, añora más ayudas económicas para los deportistas discapacitados y una mayor presencia en los medios de comunicación. A su manera, aporta su granito de arena con charlas y clinics, donde colabora con niños con discapacidad que puedan necesitar consejos y ayuda en sus primeros pasos en el deporte. A Manuel Garnica, que con 41 años se siente joven y fuerte, le queda como desafío que su hijo mayor, de 7 años, se una a su pasión por el atletismo para participar juntos en futuras carreras, como hacen dos paisanos de Fernán Núñez, Antonio González Mata y su hijo.