Andrea Sibaja: La motociclista atípica
Lucas Haurie 01/05/2023 |
Andrea Sibaja escapa del típico caso de deportista. Tardó mucho en iniciarse en el motociclismo, nada menos que con 18 años, circunstancia que le generó numerosas adversidades. El primer día de prueba se cayó dos veces y le hizo dudar sobre su futuro. Recuperó el tiempo perdido a marchas forzadas y se convirtió en la primera mujer en disputar una carrera del Mundial de Superbikes.
Su padre era un rutero empedernido que le transmitió la pasión por la velocidad, pero ya no se trataba de salir de paseo por carreteras secundarias, sino de medirte con auténticos kamikazes a temprana edad. Ella iba a contracorriente, sin experiencia y como única mujer, entre adolescentes.
La presión de tener que demostrar que valía para el motociclismo le jugó malas pasadas. Un tremendo esfuerzo de mentalización la ayudó a relajarse y exhibir sus virtudes. No tenía miedo a las caídas. El riesgo era sufrir una lesión que le dejara sin oportunidades de seguir corriendo. La concienciación no es suficiente, porque la temporada pasada unas molestias en la cadera le impidió dar su mejor nivel por mucho entusiasmo que desplegara en el circuito. El tema médico es recurrente. Su historial suma ya cinco roturas de pie, la mencionada lesión de cadera que no termina de recuperar o las tres operaciones. Pese a este lastre, fue campeona de Andalucía en la categoría de 600 metros cúbicos en 2013 y subcampeona de España en 2015 y 2016. Los triunfos multiplicaron su ánimo para no decaer. La adrenalina y la motivación camuflaban las dificultades en el ese pulso continuo entre la mente y la técnica como motociclista, con dolores y molestias que le crean una impotencia considerable, tras semanas interminables de tratamientos e infiltraciones.
La cordobesa suele confesar que multiplica por siete el trabajo físico que necesita su cuerpo para estar al nivel de sus competidores y olvidar el estrés, las frustraciones y el cansancio. Su único ritual es escuchar música con sus cascos antes de poner la moto a 200 kilómetros por hora. Después de los sinsabores de las lesiones, esta temporada sigue con su puesta a punto en los torneos autonómicos y en el campeonato femenino para dar el salto, de nuevo, al Mundial de Superbikes. “Yo me veo montada en moto hasta que me bajen porque no pueda seguir”, repite a sus allegados.