El examen del domingo
María José Caldero 04/12/2024 |
Estamos a mitad de una vertiginosa semana repleta de noticias y acontecimientos históricos como el que se vivió ayer a mediodía en la Basílica de la Macarena con la entrega de la Rosa de Oro a la Virgen de la Esperanza, y que culminará en un fin de semana como no se recuerda otro en la historia reciente de la ciudad, me atrevería a decir ni pasada tampoco.
En 'El Cabildo' de este lunes pasado, nuestro invitado Carlos Navarro Antolín, subdirector de Diario de Sevilla, comentaba que la procesión de clausura del Congreso debía salir muy bien ya que nos jugamos, más allá de cuestiones cofrades locales, la imagen de la ciudad y su capacidad para saber gestionar grandes eventos. Y estoy muy de acuerdo con él.
Sevilla, ciudad iluminada por el foco de la Historia durante largos siglos, ha sido protagonista de grandes acontecimientos en el pasado. La memoria de esta que firma este texto le lleva a la Exposición Universal de 1992, cuando con diecisiete años vivió aquella experiencia como cicerone de una ciudad que, tras varias décadas arrumbada en el olvido de las administraciones, se transformaba para convertirse en una ciudad moderna a las puertas de un nuevo milenio. Sevilla volvió a ser por unos meses aquella gran capital cosmopolita de los siglos XVI y XVII que recibía a gentes llegadas de todo el mundo. Y salió bien, más allá de cuestiones políticas en las que no me meto, devolviéndonos la imagen de una ciudad, además de preciosa monumentalmente, preparada y solvente. Tuvimos un excepcional Santo Entierro Grande, extraordinarias exposiciones con afluencia masiva de personas, las largas colas esperando para entrar en cualquier recinto fueron una de las imágenes de la Exposición. Eran años en los que vivíamos bajo la amenaza constante del terrorismo de ETA, pero el trabajo de las FFCCS del Estado fue encomiable garantizando la seguridad de todos. Éramos otra sociedad, por otro lado.
Desde el año 2000, con los desgraciados acontecimientos de aquella Madrugada que volvieron a repetirse en otras ocasiones, somos conscientes de la vulnerabilidad de nuestra Semana Santa. Según las previsiones que se manejan, serán casi un millón de personas las que el domingo estarán en las calles del centro de Sevilla para disfrutar de la procesión. Como ciudad tenemos una gran responsabilidad, los gestores y las fuerzas de seguridad garantizando el buen funcionamiento de los servicios y garantizando la seguridad; los cofrades sevillanos debemos saber entender el contexto y movernos como siempre hemos sabido hacer; y los medios, evitar polémicas absurdas que solo llevan a encender la mecha en la cabeza de cuatro descerebrados que también estarán en la calle.
Es responsabilidad de todos que el domingo transcurra todo bien. Tiremos de paciencia y educación, de la amabilidad del anfitrión que recibe en su casa a invitados en una ocasión única. Seremos muchos en la calle, trabajemos todos para que lleguemos ese día a casa felices por haber vivido algo histórico.