NUESTRA SEÑORA DE SETEFILLA DE LORA DEL RÍO
María José Caldero 02/12/2024 |
La devoción a Nuestra Señora de la Encarnación, venerada en la que fue Iglesia Prioral de Nuestra Señora Santa María de Setefilla, que le daría su nombre actual, tiene sus orígenes en la Edad Media, a raíz de la labor de conquista y repoblación llevada a cabo por los caballeros de la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, en la región que los castellanos llamaron Septefilas o Sietefilas por las siete plazas o fortalezas, sujetas a la autoridad de un Comendador o Bailío y que fueron donadas por el Rey Fernando III al Priorato castellano-leonés de dicha Orden casi a mediados del siglo XIII: las villas de Setefilla y Lora con sus castillos, y los castros o lugares de Almenara, Peñaflor, Malapiel, Algarín y Alcolea.
La antigua imagen de la Virgen de Setefilla, patrona de Lora del Río, era una talla del siglo XIV y estilo gótico, que representaba a la Virgen María con el Niño Jesús sobre su regazo sentada sobre un castillete. En 1592 fue convertida en imagen de vestir realizándose un nuevo Niño Jesús para facilitar las labores de vestirla. La imagen empezó a ser vestida entonces como las grandes damas españolas, con amplia falda de ricos tejidos con forma acampanada y con un rostrillo de encajes y metales preciosos; se rodeaba de ráfagas, luna y corona, y consiguiendo con el paso de los años un notable ajuar.
La extraordinaria devoción a la patrona loreña le supuso el reconocimiento en forma de Coronación Canónica el 8 de septiembre de 1987. Una devoción que se pone de manifiesto cada 8 de septiembre con la celebración de su tradicional romería.