Los días de La Estrella
María José Caldero 28/10/2024 |
Calle San Jacinto, el sol emboca la calle desde el este sabiendo que, en el tramo de horas recortadas a las tardes de otoño, alcanzará la otra orilla. Sobre el antiguo edificio de Correos y Telégrafos, la foto que le hizo Manuel Albarrán a la Virgen de la Estrella en 1948 luce en una intervención sobre un mural de colosales dimensiones que te deja con los pies clavados al suelo de la arteria trianera. Detrás de la obra, entre otros, Dani Franca, enamorado de su Virgen.
La Estrella Valiente, la Estrella de San Jacinto, la Estrella de Triana.
Se cumplen esta semana los veinticinco años de la Coronación Canónica de una imagen que recoge el fervor de todos los que alguna vez nos hemos postrado ante sus plantas. La Coronación de la Estrella la recuerda todo el mundo, la lluvia no pudo con la fuerza del amor de sus hijos, con el dolor encogido en el pecho de una Madre de rostro de nácar que, estoy absolutamente convencida, talló otra madre que sabía del desgarro de perder al fruto de tus entrañas. Cuando miro a la Virgen de la Estrella, la imagino en el taller de Luisa.
La Estrella es Virgen, Madre e icono. Posee el magnetismo de lo inexplicable, es la llamada a quienes dudan, sus manos recogen, abarcan, confortan. Sus ojos miran, ven y comprenden. Su boca es fuente de todos los suspiros de los que sufren en el mundo. Allí y aquí.
Hace veinticinco años coronaron de estrellas a la Estrella de la luz perpetua. Sale la Estrella y lo gris se torna luz, da igual si bajo el palio de Ojeda o el de Garduño, ¿de veras alguien puede ver más allá de lo insondable de sus ojos?
Empieza el Triduo en San Jacinto esta tarde y ya refulge Ella traspasando muros infranqueables.
Como hace veinticinco años, amenaza lluvia en sus días, ¿pero alguien duda de que saldrá victoriosa una vez más para dejar un reguero de corazones encendidos a su paso?
Veinticinco años son la mitad de la vida de la que suscribe estas líneas, pero muchos menos de los que llevo rendida a la luz de la Estrella.
Son tus días, Madre, y ahí estaremos para renovar el voto de amor prendido en las estrellas de tu corona.