La noche más amarga de Pizzi
José Antonio Jiménez 11/02/2014 |
Juan Antonio Pizzi, técnico del próximo rival liguero del Sevilla FC, era un digno delantero centro. Con poca calidad, pero con la puntería necesaria para ser importante en equipos de alto nivel. Por eso defendió durante su estancia en la Liga española las camisetas del Valencia CF y el FC Barcelona y alcanzó la internacionalidad con España. En el cuadro culé sufrió una de las peores humillaciones que un profesional puede vivir sobre un terreno de juego. Curiosamente, el mismo que pisará dentro de unos días como entrenador del Valencia. Hagamos memoria.
23 de octubre de 1996. El elenco blaugrana desembarcaba en Nervión con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos en juego ante un conjunto de la zona baja de la tabla. Ante el Sevilla de José Antonio Camacho. A priori, el triunfo tendría que ser para los visitantes. Pero fueron pasando los minutos y lo sucedido en la 95/96, cuando los blancos con seis defensas sobre el césped doblegaron a los moradores del Camp Nou, estaba cerca de repetirse.
Fue entonces cuando Bobby Robson se acordó de Pizzi. Un ariete que rematara con acierto los múltiples centros que se quedaban en nada. El hispano-argentino entra en el campo en el 56, con 0-0 en el marcador. Veintiún minutos después, Luis Enrique perforaba la meta de Monchi. Con casi un cuarto de hora por delante para el final del pleito, al Barcelona le tocaba guardar como oro en paño tan notable botín. Y para ello, a su entrenador no le ocurre otra cosa que sentar a Pizzi para asombro de propios y extraños.
Ni el protagonista de tan variopinta situación ni sus compañeros, que no dudaron un instante en consolarle, entendieron la decisión del británico. Tampoco Nadal, su recambio, que aprovechó la ocasión para darle un sentido abrazo antes de entrar en el vestuario.
Pizzi, todavía en caliente, quiso restarle gravedad al asunto. Eso sí, nunca olvidará haber sido sustituido 30 minutos después de haber entrado al terreno de juego. Sin estar lesionado y por culpa de un ataque de conservadurismo del desaparecido Robson.