De repente... Jesús León López
Se sitúa como el tercer accionista del Sevilla a título individual, tras Del Nido y familia y Carrión
Redacción 22/12/2013 |
José María del Nido necesita dinero para pagar la condena que le ha sido impuesta por el Tribunal Supremo. Los 2,7 millones de euros de responsabilidad civil pesan mucho, y además tiene claro que su defensa no ha terminado. Luchará hasta el último minuto para evitar el ingreso en prisión o que éste al menos sea lo más corto posible a través de otras vías. Todo paso procesal es costoso y alejado de su actividad profesional, y por tanto sin capacidad para generar ingresos, toca vender.
De ahí que haya entrado en escena Jesús León López, empresario de Córdoba sin demasiado gusto por el fútbol (hasta ahora) y desde luego no por el Sevilla. Únicamente cuenta con un año de antigüedad de socio en el club. La relación entre ambos es reciente. Se conocieron por amigos comunes. En su mundo, Jesús León tiene muy buena prensa. Dedicado fundamentalmente al mundo de la ingeniería, ha hecho negocios importantes con empresas de primerísimo nivel. También cuenta con una sociedad (Inversport) que sí trata de adentrarse en el mundo del deporte a través de la organización de eventos.
Jesús León ha encontrado la llave perfecta para penetrar con fuerza en el mapa accionarial de un club goloso. De hecho se sitúa como el tercer accionista a título individual, tras Del Nido y su familia, que reúnen el 13% aproximadamente, y Rafael Carrión (11%). No se le conoce relación alguna con ningún club de su Córdoba natal, ni que haya estado excesivamente interesado por el fútbol. O ha visto una gran oportunidad de negocio en el Sevilla, o ha sucumbido al poder arrollador de Del Nido. Poder arrollador que se traduce en el pago de 800.000 euros por 9.000 acciones, el 7,25% del capital social de la entidad.
Jesús León quiere pasar desapercibido. De momento desea mantenerse alejado de los medios. Le será muy difícil, pues desde hoy es conocido. Esta operación de nuevo dispara el debate sobre Del Nido. Sus detractores le acusarán de dejar en manos de un tercero de intenciones desconocidas (y por supuesto no sevillista) parte del poder de decisión del club, mientras que los que no son tan duros con el abogado lo justificarán por la necesidad económica que padece en las horas más dramáticas de su vida.