Una Junta con muy pocas respuestas
Los accionistas piden transparencia en la gestión y un modelo de gobierno a Pepe Castro
Miguel Ángel Chazarri 18/12/2013 |
En realidad, pasaron pocas cosas en la Junta del Sevilla. No se ratificaron los puestos en el consejo, no se sabe si Cruz volverá, la composición final del órgano rector... Todo ello llegará a su tiempo, si bien muchos accionistas echaron en falta que se incluyera en un punto del orden del día dicho asunto para acabar con la presidencia en funciones de Castro y abrir ya su nueva etapa con normalidad. Aunque detrás haya una certeza, conviene acabar con las dudas cuanto antes.
Pero interesante sí que fue. Mucho. Para empezar, se notó que en la sala no estaba ya José María del Nido Benavente, quien durante años manejó con mano de hierro la Junta, primero por sus éxitos y en sus últimos años por su fuerte carácter. Más o menos se subió al atril con alegría, la que muchas veces faltó en anteriores etapas. El primero, Eduardo Arenas, quien huracanado tomó la palabra nada más comenzar la función. No estuvo tan activo con Del Nido al frente. Lógico.
En general, también se vio algo deslavazado el desarrollo de la misma, con menos pulso. Menos mal que el economista Villanueva Ruiz Mateos fue el gran soporte. Los números ya están explicados en distintas noticias de esta web, pero quédense con lo importante, con la filosofía que no cambia y no cambiará: el sustento del Sevilla es traspasar a jugadores. La temporada que no lo hace, porque no puede o porque no hay calidad en la plantilla, peta.
Muchas voces le pidieron a Pepe Castro que de alguna forma rompiera con la anterior etapa y que se vea en el futuro su mano. Le expusieron que una línea continuista y débil quedará abocada al fracaso. Y, sobre todo, se le reclamó transparencia en la gestión. "Es un momento de continuidad, de tranquilidad, de naturalidad. Que la plantilla siga jugando y no se preocupe de más cosas. Quiero estabilidad e independencia, sin que ello quite que se tomen decisiones", afirmó el máximo mandatario.
En las intervenciones que solicitaban datos económicos se observó que el accionista cada vez acude más preparado. Fueron muchos los que pidieron el desglose de las comisiones en los traspasos, el desglose de las comisiones en los fichajes, la provisión de fondos para posibles multas o pleitos, el coste de los fichajes uno por uno... Datos que los clubes ocultan porque al parecer hay información que mejor tapar. A este respecto, Pepe Castro no aportó nada nuevo, más que el clásico "intentaremos ser transparentes, pero la información que perjudique al club, no se dará".
La figura de Manuel Vizcaíno fue tremendamente criticada. En concreto, el accionista Agustín Martínez le dio un repaso de padre y señor mío. Preguntó la relación del consejero con la empresa Trade Kiss and Business (la famosa de las salchichas del banquillo) y con OWN Spa Desarrollo, que al parecer acometió obras en la ciudad deportiva. En definitiva, que explicara si su entramado societario se nutre o se sustenta al calor del Sevilla. Vizcaíno se pasó más o menos por el forro las acusaciones y negó cualquier relación entre el Sevilla y las citadas empresas.
Monchi también se llevó lo suyo, aunque menos que en otras juntas. Los fichajes de este año son aprovechables y ello mitiga el enfado. El accionista Alexis Correa sí preguntó directamente a Pepe Castro qué decisión tenía pensada tomar ante el fracaso deportivo de la pasada temporada. El de San Fernando respondió a las críticas señalando que "ojalá en los próximos cincuenta años todos los fracasos sean quedar novenos. Sólo hay que mirar al lado y no hace falta irse muy lejos para ver otros fracasos", en clara referencia al Betis.
Por tanto, el Sevilla de Pepe Castro se pone en marcha con pocas decisiones y escasas respuestas. Hay cosas que no están claras: Cruz, el papel del hijo de Caldas, la labor del propio Vizcaíno... Tiempo al tiempo. Con respecto a la figura de José María del Nido, nadie quiso hacer leña del árbol caído. Es más, la mayoría se refirió a él como "el expresidente" o "el anterior presidente". Solo una persona criticó duramente el adiós desmedido del abogado en el antepalco. A los consejeros, optimistas ellos, al parecer les cogió casi de imprevisto la sentencia del Supremo. "Siempre creímos en su inocencia", explicó tímidamente Castro.