Betis y Sevilla, la compra y la venta de acciones

MÁS MADERA

Pepe Elías 14/12/2018

Hace justo un año el Real Betis iniciaba el proceso de atomización de las acciones que durante más de dos décadas ostentó Manuel Ruiz de Lopera, tras un largo y tortuoso proceso culminado con un pacto extrajudicial, realizado con luz y taquígrafos, que en su momento recibió aceradas críticas, curiosamente de muchos que hasta hace bien poco miraban para otro lado con tal de no ver los movimientos encaminados a la venta del Sevilla FC, que algunos, oh sorpresa, dicen haber descubierto de forma repentina en la última junta de accionistas, cuando era vox populi que se viene cociendo desde hace meses, junto a la compulsiva compra-venta de acciones desencadenada desde la salida de prisión de José María del Nido.

En apenas un año el Betis ha pasado a tener 5.733 nuevos accionistas, así que son ya 13.349 los que controlan todo el capital social del club, el 55% del mismo repartido entre los pequeños que no tienen paquetes superiores al 1%. Los mayores accionistas, Haro y Catalán, no llegan al 10% cada uno. Ese pacto, que ponía fin a tortuosos años de batalla judicial, y la posterior venta de las acciones entre miles de béticos, se ha confirmado como uno de los mayores éxitos logrado a nivel societario por los pequeños accionistas en la historia reciente del fútbol español.

En el Sevilla se ha producido el proceso inverso en estos meses, en los que más 2.000 accionistas -de los 8.000 que había censados- han dejado de serlo al vender sus títulos (más de 11.000) a los mayoritarios, ya sean Del Nido, Carrión, Alés, Guijarro, Miñán o Castro, que se ha encargado de adquirir numerosas acciones a nombre de otros y de la opaca sociedad Sevillistas Unidos 2020, que ya es propietaria de un 5,8% del capital y tiene sitio en el nuevo consejo de administración salido de la junta del pasado lunes, donde la mitad de los cargos corresponden a personas jurídicas.

Una parte del accionariado del Sevilla FC ya ha sido vendido a capital extranjero, aunque ese 5,8% es recuperable a cambio de 8 millones de euros que los inversores foráneos han 'prestado' al grupo de Castro, Carrión, Alés y Guijarro. Los grandes accionistas -incluido en ese grupo el capital externo, representado por Sevillistas Unidos- controlan ya más del 65% de las acciones del club, y los pequeños accionistas que acudieron a la última junta (con el 78,47% del capital social presente, cifra record) apenas rondaban el 10%. El pasado lunes acudieron a Los Lebreros 264 accionistas en representación de 1.206. El 20% restante son acciones perdidas, que no se transmitieron debidamente a la muerte de su comprador, o que nunca acuden a las juntas de accionistas.

La votación propuesta por la Federación de Peñas Sevillistas para cambiar los estatutos del club y blindar el Sánchez-Pizjuán y la ciudad deportiva de futuros especuladores solo recibió el apoyo del 9,99% del capital presente, pues el 90% restante (un 33% votó en contra y un 57% se abstuvo) estaba en poder de los grandes accionistas, que no quieren ataduras de manos para vender al mejor postor, como piensan hacer. Están en su derecho. En las sociedades anónimas manda el capital, aunque sean deportivas, y con su dinero cada uno hace lo que le da la gana, como han hecho los miles de pequeños accionistas que ya han vendido y los seis o siete grandes que les compraron y ahora van a vender al doble o al triple de lo que pagaron por ellas recientemente. Y hasta por 60 veces lo que les costaron en 1992. El Sevilla ha sido un buen negocio para ellos, de eso no cabe duda, aunque la manera en la que están llevando todo el proceso de compra-venta les va a pasar a los protagonistas una cara factura en el ámbito social.