
La Fundación ultima su asalto al poder

![]() Lucas Haurie 01/01/2014 |
Con el equipo en Europa y las cuentas saneadas gracias a las rigideces del concurso, los actuales dirigentes del Real Betis tuvieron en junio una oportunidad grandiosa para marcharse en loor de multitudes, como algún consejero llegó a sugerir. Pero el fútbol es un panal de rica miel del que rara vez se despegan de buen grado las cien mil moscas que pueblan los palcos. El consejo judicial que manda en Heliópolis, algunos por vanidad y otros por intuir el negocio que se viene, no es una excepción: José Antonio Bosch Valero tiene un plan para perpetuarse. "Empiezas la temporada con treinta millones por televisión y diez por taquilla, entre socios y entradas. Con cuarenta millones de euros asegurados, hasta una cabra cuadraría las cuentas y todavía sobra para tener contentos a muchos amigos", dice alguien que conoce bien las interioridades del club.
La Fundación Real Betis es la llave que abrirá el arcón del tesoro. Y las 20.662 acciones (alrededor del 19% del capital social) que la Liga de Juristas Béticos le discute a Manuel Ruiz de Lopera en los tribunales son la palanca para forzar la cámara blindada. Si finalmente esos títulos se ponen en venta por mandato judicial, Bosch se encargaría de que el precio fuese lo suficientemente alto como para disuadir a la masa, de modo que fuera la fundación la que se hiciese con la propiedad, tras lo cual negociarían con Lopera la compra del resto. Se eludiría así el reparo que la Ley del Deporte le pone a estas operaciones de "autocartera", igual que ha hecho el Levante con su Fundació Cent Anys, que hoy rige los destinos del club granota.
¿Con qué dinero? Pues un crédito que terminaría pagando el Betis porque lo que tienen clarísimo cuantos aspiran a sentarse en la poltrona es que de sus bolsillos jamás saldrá un céntimo. Este golpe de estado encubierto en avanzado estado de gestación ha abierto zanjas insalvables entre las diversas plataformas de oposición a Lopera, como quedó de manifiesto en la pasada junta de accionistas. La gente de las corbatas (los apellidos archiconocidos que no hace falta recordar con el hombre fuerte de la Fundación Real Betis, Mora-Figueroa, a la cabeza) arguye que el tiempo del tumulto asambleario pasó y que las aguas deben volver por donde fluyeron antaño: ellos a mandar y el aficionado a aplaudir.
Los cabecillas del beticismo de a pie (Pepe Tirado o Emilio Soto) recuerdan con amargura el dicho militar que dice que "los que desembarcaron en Normandía no desfilaron en París" y lamentan que la batalla para desalojar a Lopera desemboque en la entronización de otro/s dueño/s igualmente autocrático/s apenas refinado/s por una licenciatura universitaria.