El campeón de golf es de las Tres Mil
Pedro Matute aprendió con tutoriales de internet, con la 'colaboración' de algunos jardineros y la vista gorda de la Policía
J. Márquez/P. Cepeda 20/01/2018 |
El sevillano barrio de las Tres Mil Viviendas es famoso en España e incluso en Europa por razones ya demasiado relatadas. Unas veces, las más, aparece en las páginas de sucesos, otras, en las de cultura-espectáculo. Pero rara vez, una o ninguna, asoma por el mundo del deporte. Pero si decimos que vamos a tratar de conocer mejor a un campeón de golf de 67 años, el asunto es ya realmente excepcional.
Pedro Matute Cano es la maravillosa persona, el increíble personaje, que con una bolsa de cinco euros y unos palos de dos, echa abajo, como si fueran picos y palas, el muro de los lugares comunes y los estereotipos. Pedro Matute es campeón de golf, el mejor de todos los que juegan en La Cartuja en el tercer grupo de la Liga interna, y cinco o seis días en semana coge sus dos autobuses de ida y otros dos de vuelta (si no engancha a algún amigote rumboso y con tiempo), para practicar en esas instalaciones públicas, donde no es un obstáculo insalvable tener una pensión de menos de 500 euros para echar el día. Este es el microresumen de una historia que la pilla un guionista estadounidense y ya estaríamos preguntándonos quién sería segundo en la gala de los Óscar.
Pedro le da sentido a la apuesta pública por el golf, a las nuevas tecnologías (aprendió a jugar a base de tutoriales de internet), le resta caspa y rechazo a un deporte que le sobra cierta parafernalia para llegar a todos los públicos, y seguramente sin saberlo ni pretenderlo, ayuda de forma impagable a su barrio con una normalización que es el único camino posible a la solución integral de sus problemas.
-¿Cuándo y cómo te aficionas al golf?
-A raíz de que me prejubilo, con 61 años, antes sabía poco de golf. Enfrente de mi barrio tenía el club Pineda, me crié en la barriada Elcano y conocía algunos caddies de mi infancia. Pero es cuando me prejubilo cuando un profesor de Pineda me pasó unos palos y una bolsa. Estaba aburrido sin hacer nada en casa. Me ofreció unos palos muy antiguos y una bolsa de profesional, que le fui pagando poco a poco, cinco euros al mes o lo que podía cuando podía. Nunca me apretó en esos pagos, la verdad.
-Entonces jugabas o te dejaban jugar en Pineda...
-Jeje. Empecé en el parque de Guadaíra, entre árboles, sin hoyos ni nada, allí me pegué seis meses largos dando golpes. Algunos amigos que tengo de Pineda me han dicho algunos truquitos, pero todavía no he jugado allí. Ese es un campo de pasta. Tengo amistades allí, pero no un socio que me lleve por derecho como invitado, pagando los 25 euros, claro.
-Pero al menos ese profesor te enseñó tus primeros golpes...
-No exactamente. Algo me dijo, cómo se cogían los palos, pero ya fui viendo yo en el ordenador con mi chaval cómo se hacían las cosas. Veía qué palos se usaban para las diferentes distancias... en fin, hacía lo que podía.
-Ya tenemos palos y algunas nociones, ¿pero qué hacías en el parque?
-Pues fui señalando distancias, allí siguen. Para mí el green era un seto de un árbol, de hoyos nada, no se podían hacer. No podía ni practicar el putt. La policía me decía alguna vez que no podía tirar bolas allí. Yo les decía que me estaba cuidando del azúcar, por decirles algo, que tenía que hacer algo de ejercicio, y es verdad, tengo azúcar. Como ya le empecé a dar bien a la bola y que eso podía hacer daño, miré otras opciones, ese profesor del que te hablé me dijo que me iba a traer un día a La Cartuja, pero como yo no sabía de qué año era el día (risas), me vine por mi cuenta.
-Y aquí llegaste y has empezado a ganar...
-Hace dos años largos entré aquí en La Cartuja, y he bajado mi hándicap a 27. El año pasado ya gané incluso la Liga del primer trimestre. El segundo trimestre quedé segundo, y el tercero, otra vez he ganado. Mi objetivo es ganar o al menos quedar entre los tres primeros, que no pagan cuota, no me planteo más.
-Entonces el dinero al final es un problema para jugar al golf...
-Es más problema de tiempo, para quien no lo tenga. Aquí se juega con 30 euros al año. He comprado palos a 1,5 y tres euros, el más caro, ocho. Y ahí voy cambiando y voy soltando. En mi casa hay tres bolsas, cincuenta palos, pero que no valen para nada. Me han servido y le sirven a cualquiera, pero con pocos palos se puede jugar.
-Y tú a qué te dedicabas laboralmente, antes de ser la estrella de La Cartuja...
-Era gruísta, trabajé 12 años en la construcción naval. Y después de cerrar astilleros, pues trabajé también con una grúa en la construcción, eso fue un desastre, con la crisis.
-Un día normal tuyo es...
-Me levanto temprano, pero menos que antes, ahora a las ocho. Mi mujer todavía trabaja, y antes de salir para La Cartuja hago las cosillas de la casa. Cojo luego dos autobuses, el 32 y el C2, y me planto aquí a la doce más o menos. Una hora y media de camino. De vuelta igual. Me compro mi primitiva, para ver si me toca y puedo venirme más cerca de aquí. Es mi sueño. Teniendo aquí La Cartuja se puede jugar por 30 euros al año. Eso no es ser un deporte del taco.
-Y en las Tres Mil, ¿qué?
-Se están poniendo ya algunas cosas en condiciones. A mí me ven un poco como un bicho raro cuando voy con la bolsa. A un chaval vecino mío le regalé un palo un día. Veremos si salen más jugadores.
-Te gusta algún deporte más...
-Muchos. A mí me gusta ver el Sevilla de mi alma. El golf no lo puedo ver en la tele, cuesta mucho dinero, ni tampoco veo a Nadal, porque también cobran. Yo tengo pagado el fútbol, pero ya lo otro se me escapa.
-¿Y cuáles son tus golfistas preferidos?
-'Muero' con Sergio García, mucho, y antes con Miguel Ángel Jiménez.Ahora el vasco Jon Rahm sé que está formando un lío.
-Tus golpes buenos son...
-Se me da bien el chip y el approach y creo que no tengo mal putt. Otro día os contaré el truco de la plomada para mejorar el putt. Es una deducción mía.
-Desde luego, otro día, cuando vayas a Pineda, porque vas a ir fijo. Y este año cómo va la cosa, también vas a ganar o está más complicado...
-He comenzado mal. No tenía ni mi putt. Me ha debido poder la presión. Eso dicen los profesionales, ¿no?