Mino

El Petardazo

José Antonio Jiménez 17/02/2014

Cumplir años te ofrece la posibilidad de echar la vista atrás y catalogar a los muchos profesionales que uno ha visto sobre un terreno de juego. Diferenciar a los buenos de los malos (curiosamente, nos solemos acordar más de los segundos que de los primeros). No sé cuántos habré disfrutado o padecido, pero sí puedo recordar a los que el personal criticaba con dureza por su incapacidad con un balón en los pies. Uno de ellos, un central que el Sevilla FC contrató para crecer: Bernardino Serrano Mori, ‘Mino’ para los amigos.

Asturiano de nacimiento, pronto se convirtió en uno de tantos prometedores futbolistas formados en las fructíferas instalaciones de Mareo. Sus buenas actuaciones en el Sporting de Gijón le dieron la opción de firmar por el Real Madrid. Con 22 años, su carrera parecía no tener techo. Pero la exigencia en el Santiago Bernabéu era tan grande que sus carencias se notaban demasiado. Y es que un zaguero tan tosco no podía portar la casaca del elenco merengue. Sin sitio en el Paseo de la Castellana, no tenía más remedio que buscarse acomodo en un conjunto más adecuado a sus verdaderas posibilidades futbolísticas. Ahí aparece la opción de arribar a Nervión. Antes como ahora, la clase media engordaba su vestuario con futbolistas que en los grandes no tenían minutos. Los moradores del Ramón Sánchez Pizjuán se habían convertido en un excelente acomodo para este tipo de profesionales (Estella, Salguero, Cholo… y el mencionado Mino). Pensaban los entendidos que eran las mejores opciones para dar un salto de calidad…

El central llegó junto a Polster en la 1988/89 con la clara intención de devolver a su nuevo equipo al Viejo Continente. Jugó bastante, más de 25 partidos oficiales, pero nunca ayudó a fortalecer una línea que dejaba bastante que desear. Europa, por tanto, seguía siendo una asignatura pendiente. Todos esperaban una mejoría en su segunda campaña a los pies de la Giralda.

Nada de eso. Con Vicente Cantatore pronto comenzó a perder protagonismo. A ser un asiduo de la grada por culpa de las buenas prestaciones de un canterano como Juan Martagón. Salvo el golazo anotado al Sabadell en Copa del Rey un caluroso Día de la Inmaculada, nada que recordar de un futbolista que disputó cinco partidos en uno de los mejores cursos que hasta la llegada de los títulos se vivieron en la entidad sevillista.

Condenado a cambiar de aires, comenzó una peregrinación por equipos de la zona baja de la tabla. El Espanyol, el Mallorca y el Logroñés disfrutaron de las prestaciones de un central de otro tiempo. De los que tartamudeaban con una pelota en los pies. Uno de los peores futbolistas que recuerdo con la camiseta del Sevilla FC después de haber tenido la oportunidad de observar la evoluciones de profesionales de pelaje de todo tipo.