La Cazalla de Paco

Vía de Escape

Segundo día consecutivo que voy a hablar muy bien de alguien. ¿Me habré vuelto blando con la edad? ¿Será que voy a pedirle dinero a uno de los dos o a los dos? Puede ser. Pero no lo tenía previsto. Es más, creo que ambos me lo darían sin tener que escribir bien de ellos. El primero es el Papa Francisco. A él no lo conozco, pero estoy convencido de que si lo conociera, algo me dejaba. El otro sí está a mi alcance. Puedo decir que es mi amigo, pero tampoco íntimo, porque para eso se necesita más roce y Paco, otro Paco, como el Papa, vive, trabaja y ama a 100 kilómetros mal contados desde la calle Feria, en Cazalla de la Sierra. 

La segunda reserva que me asalta cuando voy escribiendo, incluso ya la rumiaba antes de ponerme a las tantonas a darle al teclado, es cómo hablar de dos Pacos, uno Papa y el otro de Cazalla, dos días seguidos y bien. Difícil tarea, pero inevitable. Inevitable porque Paco Carmona se me ha cruzado hoy sin poder quitármelo ya de la cabeza. Ha sido gracias a una cadena de pensamientos que me han conectado a él. Primero pensé en las cifras del paro, escalofriantes en España, diría que casi prebélicas. Las de Andalucía, no tienen ni nombre ni apellidos. Los culpables sí que podríamos nombrarlos sin equivocarnos ni en sus apodos, pero las cifras... Luego apareció por una esquina del ordenador Mercedes Alaya y la Sierra Norte. Mientras me indignaba, como hago todas las mañanas antes de trabajar para poder sacarle punta mejor a esto del fútbol, pensé en carreras y corredores. Y si yo pienso todo eso junto, a mí me sale Paco Carmona. Y con él ya en mente, me dije, si a éste le llega una milésima parte de lo que han mangado cerca de o en su pueblo, acaba con todo el paro de España. Porque Paco, sin hacer ruido, sin alardes efectistas, todo lo que piensa y hace es para y por su Cazalla de la Sierra. 

Fue camarero, y con el negocio familiar, ya puso su granito de arena para que Cazalla sonara en toda España. Para comer buen pescado, hay que ir a Cazalla. Dicen que eso lo aseguró Inaki Gabilondo en hora de máxima audiencia cuando era el rey de las mañanas de la radio. Paco, como Iñaki, también fue periodista, corresponsal del Correo, cuando en esa santa casa se cobraba, aunque no sé si era su caso. En realidad le daba igual, lo hacía para seguir poniendo un ladrillo más en su particular edificio. 

Ahora es pequeño empresario, y lo que vende o quiere vender es la excelencia de la Sierra Norte por todo el mundo. En esa tarea se ha juntado con más gente buena. Y es que si yo pienso en Cazalla y en Paco, a mí me sale, antes que Paco; Miguel Ángel, Olga y Miguelito. Esa es mi Cazalla, no la de los mangantes. Paco también es gerente de una empresa modelo, singular, que gracias al talento de sus dueños, por supuesto de Yumiko Takeshima y también de Mark Andrew Mahler, de Japón y de Estados Unidos, o algo así, está triunfando en el mundo desde la Sierra Norte, sin mamelas ni atajos. Yumiko y Mark vinieron a Sevilla por diversos motivos, en realidad no los conozco muy bien, pero creo que si se han quedado es por la magia de Cazalla y el interés, en el mejor sentido de la palabra, de Paco. Toda esa ecuación de nuevo da empleo y riqueza para su pueblo. 

Paco, Yumiko, Olga, Miguel Ángel, Mark , Sara, Miguelito... necesitan espacio, que limpien bien la zona, para que lo sano brote con esa fuerza imparable. Con gente como ellos la Sierra Norte volverá a estar en boca de todos. Y esta vez por derecho.