El millón de La Macarena

Vía de Escape

Los nuevos Presupuestos por fin han incluido la partida que esperaba La Macarena desde hacía mucho tiempo para su museo y a la que la Hermandad tenía derecho incluso por resolución judicial firme, que es como más y mejor se tiene derecho a lo que sea. Los macarenos, hasta los recién llegados, estamos muy contentos, felices, por ese millón de euros largos que estoy convencido de que serán bien empleados. Es mucho más tranquilizador que el dinero esté aquí (La Hermandad) que allí (un Ministerio).

Pero tenemos que ir mucho más allá. Tenemos que desmenuzar el por qué estamos en este punto para explicar, un detallito más, cómo nos pillan el dinero en impuestos para repartirlo (ya saben lo que se dice del que reparte) sin el más mínimo criterio ni control. Relatemos los hechos con pelos y señales para que juzguen.

La Hermandad de la Macarena entiende que tiene derecho a solicitar una partida de dinero público para acometer las obras de su actual museo. El gobierno de José María Aznar, con la inestimable ayuda de Javier Arenas, entiende que se le puede y debe dar. Hasta aquí correcto. Sin problemas. Al menos para los macarenos. Los que no lo son a lo mejor no están tan relajados. Lo entiendo. Pero hay mucho más.

Se cambia el gobierno, entra el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, y se entiende que la partida no es correcta. No entremos en detalles técnicos, porque además los juzgados le han dado la razón a la Hermandad. No es el centro de lo que quiero contar.

Lo grave, lo realmente escandaloso, es que un día, un Jueves Santo, en un balcón de la Hermandad, coincidieron (a lo mejor no fue ninguna coincidencia) altos cargos de la Hermandad con el entonces presidente valenciano Francisco Camps, que venía acompañado del presidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), el fallecido Vicente Sala, junto a destacados miembros del PP andaluz y sevillano. Por supuesto, alguien con habilidad sacó a relucir el problema de la subvención y Camps, sin despeinarse, le dijo al presidente de la CAM, allí mismo, que aflojara el millón que hacía falta para el museo de La Macarena. Una placa lo agradece. El dinero de la gente de Valencia, un millón de euros ni más ni menos de una Caja que ha arruinado a muchísima gente, a fondo perdido en un museo de Sevilla. Sin más explicaciones. Sin más control. Con un dedito.

Efectivamente, ese día salimos 'ganando' los macarenos, sobre todo algunos. Los valencianos y los ciudadanos, perdimos muchísimo, casi todo. Para empezar la confianza en lo más sagrado. Pero, todavía más inquietante, ¿cuántos Camps y cuántos presidentes de las CAM habrán soltado la pasta gansa de esa forma tan arbitraria? No lo quiero ni pensar. Balcones, casetas, patios, reuniones informales... Ufff.

Este macareno, recién llegado, tiene una idea, una estupidez, seguro. A ver. Se coge el millón de euros largo que tiene que pagar el gobierno en billetes. Se va uno a Valencia, y convoca a los afectados por la estafa de las preferentes de la CAM, a los más necesitados, y hasta que no se done el millón largo entre esas criaturas, no sale ni Dios del despacho en cuestión. Luego se cuenta, a bombo y platillo, por si alguien se anima y van apareciendo los millones que se habrán repartido de esa grosera forma por todo este país de amiguitos y cuñados. Eso sería hacer Hermandad.